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León

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A ras de cielo | SAÚL BLANCO

Hasta la llegada de la fotografía digital, prácticamente era imposible verificar los resultados hasta varias horas después, muchas veces para comprobar demasiado tarde que la calidad no era satisfactoria. En aplicaciones técnicas -principalmente microscopía y astronomía- se hizo fundamental el desarrollo de métodos de captura digital de la imagen para su visualización inmediata y posterior tratamiento. En 1969, los científicos estadounidenses William Sterling Boyle y George Elwood Smith, de los Laboratorios Bell, desarrollaron un sensor con diminutas células fotoeléctricas conectadas a un circuito integrado que llamaron -œdispositivo de carga acoplada-, mas conocido por CCD en sus siglas inglesas. Al recibir los rayos de luz, éstos hacen -œsaltar- los electrones de ciertos compuestos presentes en tales células (fenómeno llamado -œefecto fotoeléctrico-, descrito por primera vez por Einstein a principios del siglo pasado). Estos electrones son conducidos y analizados por un detector, que los transforma en una imagen de gran nitidez. Las cámaras CCD son muy sensibles incluso a la luz más débil, lo cual las convierte en excelentes herramientas para la observación del cielo. Las impactantes imágenes del Telescopio Espacial Hubble, o las astrofotografías tomadas por profesionales y aficionados en todo el mundo se sirven de esta tecnología. Los sensores CCD se han popularizado tanto que hoy los encontramos en todo tipo de cámaras fotográficas compactas e incluso en teléfonos móviles. Por su genial invento, Boyle y Smith, junto con el físico chino-británico Charles Kuen Kao, han sido laureados recientemente con el Premio Nobel de Física.

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