De vuelta
Advierto antes de nada a la ilustre parroquia lectora que vuelvo con síndrome posvacacional, que estoy irritable porque cada quince minutos abandono el tabaco y porque se me infla el huevo izquierdo leyendo los titulares atrasados que proporcionan estos teatros provincianos... coñó... era más elocuente el silencio del desierto que estos ruidos de corral en el que gallean los llionazistas de los cojones, pardalean los abeles, turistea en la metrópoli neoyorkina la legacía centimetropolitana de estos untamientos, gorrinean los de siempre... y balan los corderos, trepan los mansos y los asnos tiran cornadas al ordenata... ¡vaya granja!...
Me hablan muchos del pedo filonazi que perfumó el arca digital de la alianza espúrea, eso de internet que montó el leonesismo mocho y que llaman «Llionpedia y el ombligo atómico».... ¿y de qué se escandalizan las almas cándidas?... los nazionalismos son así, intrínsecamente así... y cuando se juntan con un socialismo de mentira, sale el clásico partido nacional-socialista con un Hitler subido a la mesa de una cervecería montando una polka (otra cosa es cuando se juntan un concejal nacionalista cazurro y un cazurrete alcalde socialista, porque de esta unión en el tálamo de los presupuestos sólo puede salir un flato en colorines... y con un pendón al lado).
Me cuentan también que ha sido un pedete de culiflor un viaje municipal a N.Y. que se ha pegado y hecho pagar la peña de la alcaldía... y que lo que hayan hecho en aquellas américas se podría haber resuelto mucho mejor por fax que fundiendo esa morterada... que les han recibido en los cuartos de servicio los segundones de a bordo... que en esos días también estaban en N.Y. otra legacía berciana promocionando sus vinos y volviendo a demostrar que aquí va cada cual por su lado y que cada perrito se lame su pijito... que son refractarios a cualquier crítica y que amenazan con extender estas tournés a Sidney («Santa María la de más lejos, la más devota»), Londres y Chicago («¿a por atún y a ver al duque?»)...
¿Y qué resultados hubo?... chi lo sa... ¿no deberían dejar estas cosas a profesionales o gente de prestigio?... recuerden los pardos pardales que «más caga un buey que cien golondrinas».