Cava profundo

Hay una chirigota de esas que vienen ilustradas en azulejos que se cuelgan en las paredes del bar para meterse con las suegras o para dar consejos sobre el fiar o el fornicio. Esta que digo la leí en el excusado de la casa de pueblo de mi hermano y sugiere una verdad rotunda: «Cava profundo, echa basura y cágate en los libros de agricultura». Cuando la cité por primera vez, Miguel, que sabe de semillas y las vende, estuvo a punto de rotularla como lema bien grande en el frontis de su negocio.

La brutalidad sencilla y la simpleza popular tienen su trozo de filosofía y su verdad irrebatible. Es cierto que estas cuñas escritas en el esqueleto de las tradiciones son, como los refranes, contradictorios, ambiguos y, a veces, torpes, brutotes. Por eso se les desdeña y el intelectual los afea como hacía Alonso Quijano con Sancho, pero también las gentes del saber y de la educación son contradictorias por método, ambiguas por cautela científica o torpes y brutas cuando hay que apuñalar al César a un colega. Y nadie les riñe por ello.

La contradicción, sin embargo, es el combustiulle que puso al hombre a caminar y a cavilar, ese hombre que empezó siendo un mono que un día hizo algo que no era costumbre o mandato de la especie y llegó a la conclusión de que una mano sirve para algo más que cascar y acabó descubriendo mundos nuevos y a poner un huevo de pie... todo, por llevar la contraria, por contradecirse. Y aquí estamos, menos mal.

Ahora bien, si un mono dice aquí que llueve y allí que escampa, aquí que no hay crisis y allí que es probable, ¿a qué descubrimiento nos conduce la contradicción del simio?...

Esa chirigota del «cava profundo y echa basura» parece el mejor compedio de la estrategia que dicen « imasdé », investigación más desarrollo. Ahora le añaden inversión y la cosa queda « imasdemasí » y suena a fórmula boticaria o cuántica. Pero cavar es investigar; el abono (la porquería) es la inversión; y el desarrollo es el trabajo. Fácil. Lo demás es cuento.

Bueno, pues extendiendo esta sabiduría puede decirse: «Cala en lo profundo, remueve la basura... y cágate en los libros de literatura».