Ingresa en un psiquiátrico la joven que tiró al Papa al suelo en la misa de Gallo
Benedicto XVI resultó ileso tras la agresión de Susan Maiolo, que intentó otro ataque el año pasado, y que reabre el debate sobre la seguridad del pontífice
Momento en el que Susan Maiolo se salta el cordón de seguridad y tira al Papa al suelo.
La Nochebuena en Italia estuvo marcada por la agresión de una mujer al Papa el jueves en el Vaticano, en el inicio de la Misa del Gallo, aunque Benedicto XVI apareció el viernes, día de Navidad, aparentemente en buen estado de salud para impartir su bendición Urbi et Orbi desde el balcón de la basílica de San Pedro. El Papa parecía sereno y con buena salud, tras la agresión del jueves en la Basílica de San Pedro, cuando una mujer, Susanna Maiolo, una ítalo-suiza de 25 años, «aparentemente desequilibrada», saltó la barrera de seguridad, tomó por el cuello al Sumo Pontífice y lo derribó. Benedicto XVI, de 82 años, resultó ileso y pudo celebrar la eucaristía que excepcionalmente comenzó a las 22:00 horas, en vez de medianoche, para evitarle fatigas en estas fechas de muchos compromisos.
El mensaje navideño del Papa fue transmitido en directo por televisión a numerosos países, tal como las imágenes de la agresión de Nochebuena, que recogieron el instante en que la mujer saltó la barrera de seguridad, tomó al Papa por el cuello y lo atrajo hacia ella, haciéndolo caer cuando avanzaba acompañado por unos treinta cardenales.
Tras ser interrogada, Susanna Maiolo, fue internada en un hospital donde está siendo sometida a tratamiento psiquiátrico, según refirió el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi. La mujer había intentado el año pasado agredir al pontífice durante la misa de medianoche, pero había sido detenida por los servicios de seguridad. El incidente también provocó la caída del cardenal francés Roger Etchegaray, de 87 años, que se quebró un fémur.
1397124194 Seguridad en entredicho. La seguridad en torno al Papal fue reforzada tras el atentado contra Juan Pablo II, pero este dispositivo no es infalible, como se demostró con el ataque del jueves contra Benedicto XVI, quien ya fue víctima en varias ocasiones de tentativas de agresiones. Según los escasos datos hechos públicos por los servicios de seguridad de los papas, alrededor de 350 personas trabajan en esta labor: 110 miembros de la Guardia Suiza, el ejército personal de los Papas, un centenar de miembros de la Gendarmería del Vaticano y 140 oficiales, suboficiales y agentes de la policía italiana.