experiencia

José Luis Mostaza Fernández lleva 18 años trabajando en el servicio de Medicina Interna del Caule, los últimos 11 años como jefe de servicio. Empezó su carrera profesional cuando el sida se convirtió en una epidemia para la que no había respuesta hasta que empezaron a desarrollarse los primeros antirretrovirales que han cronificado la enfermedad. La pandemia de covid-19, admite, «ha sido una de las experiencias más duras de mi vida profesional». Pero incluso en las peores situaciones se aprende y se encuentran rayos de luz que ayudan a continuar. En su caso lo tiene claro: «Ha sido gratificante comprobar la entrega y disposición de gran parte del personal sanitario en la atención de estos pacientes. De hecho alguno de los medicamentos en los que se confío inicialmente para tratar el covid-19 se usa en el tratamiento del VIH, pero no han resultado eficaces para tratar el nuevo coronavirus. La presión asistencial no ha evitado que el servicio se haya involucrado en investigaciones que están ayudando a conocer mejor el virus, con la colaboración de otros servicios, como es el caso de Inmunología, y de los pacientes que se han prestado a donar sus muestras. Pese a todas las malas noticias de la pandemia, el trabajo extenuante ha tenido también resultados. La mayoría de los pacientes hospitalizados han sobrevivido a pesar de que en ocasiones conviven con el covid persistente que también están tratando.