PREMIO PRIMAVERA DE NOVELA 2017
Carme Chaparro: "Ojalá hubiera más novela negra protagonizada por mujeres"
La presentadora de informativos de Cuatro debuta en la ficción con 'No soy un monstruo'
Si llega a sus manos esta novela, por favor, no se vaya a la página 327. Que nadie le chafe la lectura contándole el final. Dejen que la trama de este caso policial sobre la desaparición de unos pequeños avance y les arrastre como lo hizo con el jurado del Premio Primavera de Novela (Espasa) presidido por Carme Riera. "Cuentas lo que hay que contar y no te vas por las ramas. Está todo concentrado, como en las noticias", le dijo Riera a la autora. Pues eso. Sigan a la inspectora Ana Arén con sus pesquisas. Y al resto de personajes de una trama que la periodista catalana Carme Chaparro ha urdido desde el final con mimbres de actualidad: un niño, un centro comercial, un descuido y todas las alarmas encendidas.
–Este relato tiene el ritmo y el poso de muchos informativos. ¿Ficción manchada de realidad?
–Absolutamente. Construí esta historia, que va de la búsqueda policial de unos pequeños, a partir del final. Yo no había escrito mucho más que mis columnas en la revista 'Yo Dona', las entradetas que hacemos en televisión para presentar las noticias o un 'post' en mi blog en Yahoo, pero tiré de 20 años de oficio de periodista y le fui dando cuerpo y, sobre todo, verosimilitud a la trama. Lo estructuré todo en secuencias cortas, quería que todo fluyera, que fuera creíble. La historia tampoco se prolonga más que unos días y quería que todo confluyera en ese final que justifica el título y todo lo demás.
–Y ahí entran sus tres amigos del Cuerpo Nacional de Policía.
–Les estoy muy agradecida. Creamos un grupo de Whatsapp y me han asesorado en muchas cosas porque yo no estoy familiarizada ni con el escalafón ni con el procedimiento que siguen cuando investigan. Me asesoraron sobre cómo se procede cuando se busca un menor, cómo es una sala de autopsias, cómo se practica una detención, un interrogatorio... todo lo que cuento tiene una base real.
–¿La novela negra está de moda?
–Yo siempre he sido una gran lectora de novela negra y la novela negra hace diez años era un género de segunda. Ahora está arriba y espero que eso perdure y que no sea una moda como ha pasado con la novela histórica y antes con la novela erótica. Espero además que sea un género en el que no veamos solo en acción a hombres detectives, que haya más grandes mujeres protagonistas de buenas historias y que los hombres lectores también las consuman.
–¿Eso significa que su inspectora Ana Arén seguirá indagando?
–No tengo ni idea, la verdad. Me levanto a las seis de la mañana para venir a trabajar a la tele y soy madre de dos niñas pequeñas, Emma de 3 años y Laia de 5. Así que de momento me conformo con que este libro tenga una buena acogida y luego ya veremos. Pero ojalá se me ocurriera otro final como este.
–Cuatro años tienen estos niños desaparecidos y me temo que no es una coincidencia. ¿Me equivoco?
–Yo empecé a escribir esta historia el año pasado, con mi hija mayor con 4 años. ¿Cómo podía hacer creíble lo que sienten los padres de los niños que desaparecen? Pues pensando que era mi propia hija.
–Las nuevas tecnologías están siendo también una guarida para la maldad.
–Yo creo que los padres deberíamos de hacer un esfuerzo por entender por ejemplo cómo funcionan las redes y lo que está pasando porque estamos contando en los informativos cosas terribles sobre ciberacoso y a muchos adultos todo esto les está pillando a contrapié. Es terrible. Yo como madre a veces prefiero ni pensarlo.
–El dolor de los demás, ¿a qué nos ayuda?
–A sentirnos mejor. A valorar lo importante que es estar vivo. El dolor ajeno puede hacer que lleguemos a casa y abracemos a los nuestros pensando en las cosas que realmente importan y no en las tonterías.
–Un debut literario con premio siempre ayuda.
–Envié la novela con pseudónimo y el premio económico es un anticipo por las ventas. Solo si se venden muchísimos ejemplares, cosa que espero, empezaré a ver algo de dinero.
–¿Está lista para un Sant Jordi de firmas?
–Pues es de las cosas que más ilusión me hace. Poder estar al otro lado por primera vez y sentir el calor de los lectores hacia los escritores es algo que me fascina. Tengo la sensación de que será algo mucho más cercano e íntimo que la relación que estableces con el espectador. Un libro es mucho más personal que un informativo.
–¿Ya le han dicho que le ha quedado un relato muy cinematográfico?
–Supongo que eso tiene que ver porque soy periodista. Nosotros tenemos que condensar las cosas, presentarlas y que se entiendan bien, conseguir darles ritmo, enganchar al espectador. En cuanto a lo del cine no sé, pero le envié el libro a mi amiga la actriz Maribel Verdú, que es una lectora voraz, y me llamó como loca: "Tenemos que hacer la peli. Yo soy Ana [la inspectora a cargo de este caso]". Ya se verá. De momento llega este martes a las librerías y ya veremos qué pasa.
–¿En su blog ‘Notas a pie de cámara’ comenta lo que no tiene cabida en un informativo? Ahí es más cañera.
–Cada vez estoy más convencida de que los que tenemos voz en los medios de comunicación tenemos que aprender a usarla fuera, porque las tecnologías nos lo permiten. Y denunciar lo que no está bien, como la desigualdad entre hombre y mujeres por ejemplo. Yo no soy igual que un hombre ni quiero pero sí reclamo las mismas oportunidades.
–¿Me equivoco o ya está viviendo algo de eso con la promoción del libro?
–Claro. Es esa coletilla de mira tú, una presentadora más que escribe. Mire: yo soy periodista y llevo más de 20 años trabajando en televisión. ¿Por qué las mujeres tenemos que seguir justificándonos continuamente en este país? A mis 44 años quiero que sea la novela la que se pelee por mí. Al menos que la lean y que juzguen.
–Hablando de sucesos. ¿Cuál es el que más le ha costado explicar en la tele?
–Sin duda, la muerte de nuestro amigo José Couso en Irak. Me enteré cinco minutos antes de entrar en directo al plató. Me lo dijo Hilario Pino. Y mi marido, Bernabé Domínguez, había estado con él hasta el día de antes. Se echaron a cara o cruz quién se quedaba y quién se volvía a Madrid. Y mi marido volvió y él se quedó. Yo no sé cómo hice ese informativo. Supongo que el cuerpo se queda en modo automático y tiras para adelante. Estaba absolutamente en shock.