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ENTREVISTA

Lara Álvarez: "En 'Supervivientes' hay un 'reality' dentro del 'reality'"

La presentadora y periodista asturiana habla de su nueva aventura en el 'reality' de Tele 5 y la que vivió en 'Planeta Calleja' (Cuatro) enfrentándose a su fobia a los peces

La presentadora y periodista Lara Álvarez

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EL PERIÓDICO
León

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Si bien los inicios como periodista y presentadora de Lara Álvarez (Gijón 1986) discurrieron por el mundo del deporte, últimamente Mediaset (su casa) está contando con ella para sus realities estrella: 'GH' y 'Supervivientes'. En este último, acaba de iniciar una nueva aventura, la cuarta, para la que se ha llevado una maleta cargada de biquinis y unas enormes ganas de vivir la experiencia. Este año, además, ha copresentado el programa de humor 'Dany&Flo', ha superado sus fobias en 'Planeta Calleja', ha creado una marca propia de moda y ha demostrado su gran talento como cantante en sus vídeos de Instagram. Imparable.

–¿Tenía ganas de lanzarse a la  aventura? Y nunca mejor dicho...

–Sí. Sentía mucha expectación, muchas ganas y más fuerza que nunca. Es que hay mucha fuerza en 'Supervivientes' este año.

–¿Cree que también esta vez llorará cuando todo acabe?

–Cada año lo hago. Han sido tres seguidos en los que acabo pareciendo la llorona del programa. Es que suena a tópico, porque siempre se dice en este tipo de espacios, pero es que todo se vive tan intensamente, incluso para la gente que trabajamos ahí, que hay un 'reality' detrás del reality. Son más de 90 días en los que convives con tus compañeros, en los que estás en los buenos y malos momentos, hombro con hombro. Porque, al final, todos estamos en la misma situación. Y es que, aunque nosotros no pasamos hambre ni nos mojamos con la lluvia, echamos de menos a nuestra familia, nuestra rutina , nuestras vidas... Cada  vez que vas a Honduras se crea como una burbuja, como si la vida dejara de existir fuera de allí. Es muy curioso. 

–Es lo que provoca la distancia.

–Todo se suma... Se suma la diferencia horaria – allí son ocho horas menos–, ya que cuesta e encontrar momentos para tener contacto con los tuyos, porque, claro, la gente sigue con su vida y con sus cosas y parece que todo el mundo fuera mucho más rápido que tú.

–Aunque no sufren tanto como los concursantes, también tienen allí un trabajo duro, ¿no?

–Sí, tenemos un ritmo frenético. Gracias a Dios, 'Supervivientes' es un programa que funciona muy bien y la gente lo espera con muchas ganas –creo que el  secreto está en la autenticidad del concurso–, pero  entre las tiras diarias para Divinity; el acces del programa de los martes; los domingos, el debate; los jueves, las galas... Luego, nosotros tenemos grabaciones en localizaciones diferentes… O sea, que no paramos. Tenemos un día o dos, como mucho, a la semana libres, pero no suelen ser completos, porque también tenemos las reuniones de escaleta o el visionado del contenido de los vídeos... Yo, por una parte, lo agradezco, porque estar ocupado hace que el tiempo pase más rápido, pero tanta actividad agota, la verdad. 

–No obstante, usted no pierde peso como los concursantes…

–No se crea. Yo cada año pierdo tres o cuatro kilos, aunque coma mucho, solo por lo que se suda y la humedad que hay. Y trabajamos duro. Cada día, de once de la mañana a las seis de la tarde, que son las horas más complicadas de sol. Y debido a la diferencia horaria con España, cuando hay que entrar en directo la cosa se complica un poco más. Pero nos llevamos a un cocinero español que es fantástico para que nos mime. Llevo cuatro años en este programa y soy supermeticulosa con la comida y los cuidados para no coger nada.

–¿Tenía 'a priori' preferencia por alguno de los concursantes?

–El primer año, por mi inexperiencia, cometí el error de pensar: este perfil me gusta, funcionará muy bien; este, en cambio, no se cómo va a reaccionar... Pero lo bueno de Supervivientes es que llegan los personajes con el perfil de persona pública , pero luego, con el paso del tiempo, sale el superviviente real. Y ahí no hay trampa ni cartón. En las situaciones extremas, de frío, de convivencia, de hambre… De darse cuenta incluso ellos mismos de que no esto no es ninguna tontería, e que es un programa muy duro... Por eso intento mantenerme neutral, porque me parece una suerte poder evolucionar con ellos, poder seguirles sin prejuzgar, porque lo disfrutas mucho más.

–¿Y ya ha aprendido a no ser tan cercana con los concursantes?

–Lo que intento es ser es empática.  El primer año me costaba un poco más. Pero,  claro, era cuatro años más joven y se nota: quieras que no, no tienes el mismo carácter con 31 que con 27. Pero la empatía no la puedes perder nunca. Yo entiendo que desde España se concibe como un reality que es al final un show. Porque la gente lo que quiere entretenerse, no solo ver supervivencia. De eso se trata Supervivientes y por eso triunfa. Ves de todo: disputas, convivencia, juegos de supervivencia...

–Eso es lo que se nos muestra.

–Pero nosotros allí vemos otra realidad. Detrás de la cámara o en los momentos de publicidad. Ver que allí hay personas que se marean porque no han comido en un mes o que están extenuadas y no pueden levantar una piedra para conseguir su comida es duro. Es complicado, por muy al margen que te quieras mantener, si eres un poco humana.

–Todos han pasado unas pruebas médicas antes de ir. Eso sí.

–Sí, pasan por unas pruebas superestrictas y les hacen un protocolo que es el mismo para todos. Incluso para mí. Es el mismo chequeo para todos. Nos miran todo: los ojos, los oídos, los pulmones, el corazón, la capacidad respiratoria... Nos hacen análisis de todo tipo, pruebas de resistencia... De todo. Para que, si pasa cualquier cosa allí, vuelvas sano. 

–Cuántas veces habrá tenido que oír comentarios del tipo: «A ti no te hacen falta, porque es obvio que estás muy bien».

–[Ríe] Sí, y los agradezco, pero esos comentarios no  son reales. Cuando me dicen eso, digo la verdad: que lo paso fatal. Llevo ya cuatro años que parece que cada vez que me voy a Supervivientes me voy a  la mili. ¡Uf! Me hago un entrenamiento durísimo, me vuelvo superestricta con mi alimentación y con mi preparación física. Además, yo tengo la tensión muy baja y con el calor y la humedad lo paso fatal. 

–Vaya, no he dicho nada...

–El primer año, en el directo me mareaba muchísimo y a veces tenía que sentarme incluso, porque me bajaba la tensión de golpe y no podía. Físicamente es muy importante estar fuerte, entrenarte en cardio, estar bien alimentada y, sobre todo, tener la glucosa bien, porque, si no, mueres allí. Agradezco el comentario,  pero la respuesta es: ¡mis horas me cuesta!

–¿Se ha llevado de nuevo una maleta cargada de biquinis?

–Sí. Y hay un cambio de estilismo. El año pasado iba a todas las galas de blanco, con un look un poco más limpio, más suave. Más Vaitiare, como me decía mucha gente. Pero este año será más agresivo. También el programa ha dado un giro más agresivo y los concursantes se tendrán que enfrentar a un reality más..., eso, agresivo es la palabra.

–¿Ha tenido que soportar muchas críticas por sus atrevidos 'looks'?

–Al principio tenía miedo de que se entendiera mal y fui un poco reacia cuando me dijeron que en la isla el look era biquini. Si esto me lo proponen hacer en un plató, y no tiene sentido, me sentiría incómoda. Pero allí estamos todos así, en bañador... Además, tampoco voy en biquini... Siempre llevo un pareo o una falda. Nunca lo enseño del todo.

–¿Le da reparo?

–No es por nada, no tengo problema ni ningún tipo de complejo. Pero sí que creo que, como mujer, vas a estar pendiente inevitablemente de que no se mueva nada y no te concentras tanto en tu trabajo. Entonces, ya he aprendido en estos años qué hacer con mi vestuario para no estar pendiente en ningún momento: llevar doble biquini en la parte de arriba, por si pasa algo en directo...

–Por si hay algún accidente...

–Claro. Y abajo siempre llevo un pareo o una falda para evitar eso tan molesto que nos pasa a todas, que es que el biquini se te meta, que queda ¡horroroso! Con lo cual, yo cómoda y luego guapa.

–¿Sabe que lo del biquini vino porque a Paula Vázquez, cuando presentaba La isla de los famosos, le perdieron la maleta y tuvo que improvisar un vestuario? Lo contaba en este diario...

–¿En serio? ¿Fue así la historia? ¡Pues me parece buenísíma! 

–Y acabó creando tendencia...

–¡Y tanto! Han pasado años ya... Y mucho biquinis... ¡Qué bueno! ¡No sabía la historia! 

–Confiese: con tanto hater suelto, realmente me cuesta creer que no la hayan puesto verde por ir tan sexi. Dudo que los hombres, pero alguna mujer...

–Pues nunca he recibido ninguna crítica negativa. De hecho, la lectura que yo que hago muchas veces de Supervivientes es la expectación de las mujeres por sacar ideas para el verano. Porque cuando diseño un look, enseguida me preguntan por Instagram o por donde sea que de dónde es el biquini.

–¿Es eso lo que la ha animado a lanzar una marca propia?

–Pues sí. Yo manejo bastante las redes sociales, porque, aparte de mi trabajo, de intentar superarme cada día profesionalmente y dar a la gente lo que espera y lo que se merece, por supuesto, esa es la única manera que tengo de intentar que la gente conozca un poco lo que hay detrás de mi trabajo y mi vida. Y una cosa que me hacía mucha ilusión era tener mi sello personal en algo. No sabía si en ropa o en restaurantes o en qué. Un contacto directo donde yo me pudiera expresar de alguna forma para transmitir a la gente.

–Y se ha decantó por la moda...

–Sí. Como vi tanta aceptación con mis looks –no solo los de la tele, también los de mi día a día–, me decidí a crear mi marca: Blue Palm. Y llevo ya un año con ella. La que saldrá en verano es mi tercera colección, y estoy especialmente orgullosa de ella. Porque es moda,  calidad... Son prendas ponibles con un sello propio... Antes de irme a Honduras, estuve dos meses trabajando intensamente en ella con todo el equipo y estoy deseando que salga para ver cómo reacciona la gente. Me motiva muchísimo.

–Otro de sus sueños era trabajar en un programa como 'Planeta Calleja'. Pues ya lo ha conseguido. Al menos como invitada...

 –Lo de 'Planeta Calleja' ha sido un regalo. Me llamó Jesús y me dijo: «Vamos 11 días a la Baja California». «Vamos a montar a caballo, a buscar leones marinos, a nadar con el tiburón ballena….». Pero esto último, en lugar de contármelo el día que me llamó, lo hizo cuando ya estábamos allí. Y a todo esto ¡yo tengo fobia a los peces! ¡Me muero de miedo con los peces! Me puedes poner delante una tarántula, una serpiente... Un cocodrilo, incluso. Pero ¿un pez? Y un tiburón ballena, que es el pez más grande del mundo. De repente, me encontré debajo del agua con ocho metros enfrente de mí y pensé: ¿y ahora, qué hago?

–Calleja, ya sabe, acostumbra a poner al límite a sus invitados.

–Sí. Conocía al compañero, pero no al amigo, y gracias a este programa sé que me llevo a una persona de por vida. Es mágico, es un hombre que transmite pasión en cada cosa que hace y, sobre todo, ayuda a superar miedos y a tener otra visión de la vida. Y eso hay poca personas que te lo enseñan. Yo, tras los 11 días que estuve con él, volví contagiada de entusiasmo y adicta a la adrenalina. Vaya si me lo ha contagiado.

–Cuidado, ahora, no vaya a hacer en Honduras más locuras que los concursantes de 'Supervivientes'.

–De hecho, hace poco me tiré con mi hermano en paracaídas, y a la vuelta del reality haremos un curso para lanzarnos solos y saber manejarlo.

–Lo que también se le da muy bien es cantar, a tenor de los vídeos que cuelga en Instagram.

–Es que me encanta la música. Vivo desde por la mañana con música en mi día a día. Además, concibo que mi estado emocional varíe con el tipo de música que me pongo. Cantar me alucina. En alguna ocasión me han dicho: «¿No te animarías a cantar?». A sacar un disco, vamos. Pero conozco mis limitaciones. Me divierto muchísimo cantando y colgando algún vídeo en Instagram. Porque, como ya le he dicho, me gusta compartir y, además, la gente te propone canciones... Es muy divertido. Profesionalmente, no; pero presentar un programa de música, eso sí que lo haría. Eso sí.

–Con ese talento, iba a decirle, al estilo de Àngel Llàcer: «¡Lara Álvarez tiene que estar en 'Tu cara me suena' 7!». Pero, claro, esa no es su cadena...

–No. Mi casa es Mediaset. Estoy feliz. Llevo ya mucho tiempo aquí. La manera que tienen de cuidarme es increíble y los formatos para los que cuentan conmigo no pueden estar más hechos a medida. Yo, otra cosa no seré, pero sí leal a muerte. Y a Mediaset le debo lo que soy ahora mismo profesionalmente desde el primer día. O sea, que no.

–Hace poco la veíamos cómo despedía el programa que copresentaba en las sobremesas de Cuatro, 'Dany&Flo'. Se le veía a gusto allí, pero no pudo ser, ¿no?

–Me da mucha penita, la verdad. Yo me incorporé tarde, cuando ya llevaban unos meses con el programa. Y la verdad es que trabajar con Dani [Martínez] y Flo y todo el equipo fue maravilloso. Pero, bueno, esto de la audiencia es así. No obstante, seguimos en contacto y ojalá que la vida, estoy segura, nos reúna pronto.

–Y quizá la vida le lleve por el camino de la música.

–Quién sabe; yo tampoco me cierro del todo, ¿eh?