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ÁRBOL AFRICANO EMBLEMÁTICO

Baobab, el 'superalimento' de moda en Europa y EEUU

Nueve de los 13 árboles más antiguos del mundo han muerto en los últimos 12 años, según un documento publicado por la revista 'Nature Plants'

Batido de baobab de la marca Limitless Good.

Publicado por
ALEX SOTILLOS
León

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Otro 'superalimento' está triunfando en los mercados de Europa y EEUU y se ha convertido en un nuevo capricho de consumo popular. Es el fruto de baobab, uno de los árboles más emblemáticos de África, que recorre la sabana desde Madagascar hasta Senegal y que puede vivir más de un milenio y almacenar miles de litros de agua en sus ingentes troncos.

Hasta hace poco, solo lo utilizaban los ciudadanos locales. En Senegal, se consume para tratar la malaria y las enfermedades que afectan al hígado. Con la cáscara de su largo fruto se fabrican cuerdas, corchos y otros utensilios. "Los troncos son el refugio de los autobuses, los baños, las tumbas…", ha explicado Thomas Pakenham, arbolista e historiador que ha escrito un libro sobre el gigante africano.

Sin embargo, la pulpa cítrica del fruto, protegida por una cáscara dura y verde, y su riqueza en vitamina C, calcio y magnesio también han llamado la atención de las multinacionales. Las principales compañías que comercializan el baobab son el productor de bebidas Innocent, de Coca-Cola, el fabricante de yogur británico Yeo Valley y la empresa estadounidense Costco. "El baobab tiene seis veces más antioxidantes que los arándanos y seis veces más vitamina C que las naranjas, así como más potasio que los plátanos y más calcio que la leche", ha afirmado Dan Nessel, propietario de Limitless Good.

Empleados de una fábrica de la Compañía del Fruto de Baobab de Senegal separan la fibra de los frutos del árbol africano. / HANDOUT (REUTERS)

El fruto de baobab se puede moler en polvo, mezclar en batidos y espolvorear en gachas de avena. Tal es la seducción que ha provocado el 'superalimento' africano que, mientras que en el 2013 se exportaban 50 toneladas, en el 2017 la cifra ha ascendido hasta las 450 toneladas, según la Alianza Africana de Baobab. Se prevé que en el 2025, la exportación aumente hasta las 5.000 toneladas y se convierta en una industria que genere 343 millones de euros.

Con el ascenso de la demanda, el precio del cítrico también ha crecido. Baobab des Saveurs, una empresa que vende su producto a compradores de Australia y Canadá, paga hasta 15 euros por saco, más del doble de lo que pagaba a los intermediarios locales hace unos años.

'#MakeBaobabFamous'

En el 2008, la Unión Europea aprobó las importaciones del árbol africano, aunque, con la crisis económica, se frenó el negocio. "Hubo un paréntesis de cinco años", ha declarado el director ejecutivo de B’Ayoba, compañía comerciante de baobab en Zimbabue.

Los productores y los minoristas iniciaron una campaña de márketing con el hashtag #MakeBaobabFamous, en Twitter, y dieron a conocer su producto en ferias, donde ofrecían muestras gratuitas. En el 2008, Yeo Valley empezó a vender yogur de vainilla y baobab en grandes supermercados de Reino Unido y Costco presentó un plato de desayuno hecho con baobab y azaí, una baya del Amazonas de Brasil. En el 2016, Innocent comenzó a comercializar un batido de baobab.

Polvo del fruto de baobab de la empresa Limitless Good. / HANDOUT (REUTERS)

Baobab en peligro

El gran obstáculo del aumento del consumo del fruto del árbol africano es que no se suele cultivar. Tarda tanto tiempo en madurar que los agricultores dependen fundamentalmente de los árboles existentes. Por ello y por la escasez de lluvia, los baobab están en serio peligro.

"Normalmente, ya habría llovido en estas fechas, pero solo ha habido una única tormenta", ha dicho preocupado Tearou Dieuhiou, campesino que recolecta el largo fruto en la región de Casamance, en Senegal. "Tengo que ir a otros pueblos. Antes, había suficiente aquí", añade.

Según un documento publicado por la revista 'Nature Plants', en junio del 2018, nueve de los 13 árboles baobab más antiguos del mundo han muerto en los últimos 12 años. Las raíces de algunos de ellos los habían sostenido durante más de 2.000 años.

Andrew Hunt, cofundador de Aduna, empresa londinense que consigue 500.000 dólares en productos hechos con frutos de baobab del noreste de Ghana, cree que los aldeanos deberían cultivar nuevos árboles: "Solo cuando los árboles den ingresos a las propias comunidades, plantarán, nutrirán y protegerán a los baobabs", ha sentenciado.

Campesinos que llevan frutos de baobab, en Mangoule, pueblo del sur de Senegal. / EDWARD MCALLISTER (REUTERS)