TÚ Y YO SOMOS TRES
Pato descuartizado con salsa a elegir
Para amenizar la velada y dar espectáculo en Masterchef Celebrity (TVE-1) les dijeron a los concursantes: «¡Batalla con cuchillo! Hay que deshuesar un pato, con sus entrañas, sus huesos y su piel. ¡Adelante a por el pato!». Y dejaron el plató en penumbra un instante, para acentuar el dramatismo del momento. ¡Ahh! Cómo se recrearon entonces las cámaras, particularmente sobre las damas concursantes. Decía Carmen Lomana, horrorizada: «Qué asco. Voy a vomitar. Me va a dar otro parraque», y Boris Izaguirre, que la miraba con una piedad enorme, le decía para animarla: «¡Piensa en alguien que hayas conocido aquí, Carmen, y dale con el cuchillo, dale!». O sea, piensa en Antonia dell’Atte, tu enemiga más vigorosa.
Hombre, la verdad es que esa noche consiguieron imágenes estupendas. Una señora armada con cuchillo atacando al pato es una estampa que sobrecoge. La actriz Paz Vega, por ejemplo, en un momento dado levantó el cuerpo de su pato, medio desmembrado, y lo enarboló de tal manera que a mí me recordó aquella aterradora imagen de Salomé llevando la cabeza del pobre Juan Bautista en una bandeja. ¡Ah! Esto de la desmembración del pato en manos de una dama para luego ser cocinado, es de un cruel refinamiento. Les ha salido una noche de Masterchef de una potencia visual enorme. Han logrado enganchar a más de tres millones de espectadores, cifra récord.
Viendo a los pobres patos desmembrados, con los huesos quebrados, la cabeza cortada, y a punto de ser rustidos a la brasa o asados en la cazuela, yo me acordé de una charla que dio mi muy querido y recordado Eduardo Galeano en el 2004, en la Emilia Romaña italiana, concretamente en Piacenza. Contó que una vez vio a un cocinero reunido con unos cuantos patos, gallinas, pavos y gansos. Les preguntó: «Decidme, ¿con qué salsa queréis ser comidos?». ¡Ah! Un humilde pato levantó el pico entonces. Pidió la palabra. Y con mucho respeto respondió: «Señor cocinero, sin ánimo de ofenderle, quisiera decirle que nosotros no queremos ser comidos de ninguna manera». Y Eduardo concluyó: «Interesante reunión. Es la metáfora del mundo. El mundo está organizado de tal forma que el único derecho que nos queda es poder elegir la salsa en la que seremos comidos». Hemos progresado desde aquel encuentro. Hoy ya no podemos elegir ni eso.