Alberto II de Mónaco: lujo, obligaciones y algún que otro escándalo

Alberto de Mónaco, que nació el 14 de marzo de 1958, fue el segundo de los tres hijos que tuvo el matrimonio. La primera fue Carolina, que nació un año antes, y la tercera, Estefanía, vino al mundo siete años después. Sin embargo, las leyes de sucesión monegascas discriminan a la mujer frente al hombre, de manera que desde su nacimiento se convirtió en el heredero al trono y como tal fue educado. 

Debido a las obligaciones de sus padres, tanto Carolina como Alberto pasaban tiempo con su niñera, Maureen Wood, apodada cariñosamente Nana, según se desprende del libro de 2018 “Albert II de Monaco, l’homme et le prince”, de acuerdo con Hello Monaco. “Para mi hermano y para mí, Maureen fue una figura clave en nuestra vida”, dijo Carolina en el libro. “Cuando éramos pequeños, estábamos probablemente más cerca de nuestra niñera que de nuestros padres”. 

La hermana mayor de Alberto contó que no llevaban demasiado bien separarse de Wood durante las vacaciones. “Alberto y yo gritábamos: ¡No te vayas! ¡No te vayas!”, aseguró. “Estábamos tristes durante días. La mayor parte de las veces nuestra madre terminaba llamándola para pedirle que volviera antes de lo planeado”. 

En 1976, el príncipe acabó el bachillerato en el Lycée Albert I de Mónaco. Después hizo un curso de un año de familiarización con diferentes aspectos del Gobierno del principado antes de iniciar sus estudios universitarios. Desde 1977 a 1981 estudió en el Amherst College en Massachussetts, Estados Unidos, y en mayo de ese año se graduó en Ciencias Políticas, según la página oficial del Palacio del Príncipe. En septiembre se embarcó en el portahelicópteros francés Jeanne d’Arc hasta abril de 1982. 

Unos meses después, cuando el príncipe tenía 24 años, su madre falleció a los 52 años a consecuencia de un accidente de coche. “Dicen que el tiempo cura todas las heridas, pero la pena sigue ahí, en el fondo del corazón”, dijo a EFE el año pasado, coincidiendo con el 40 aniversario de la muerte de Kelly. “Si pudiera hablar con ella, le diría que desearía que estuviera aquí para ver a sus nietos y lo geniales que son”, declaró a People en noviembre del año pasado. 

Alberto II subió al trono en 2005, tras la muerte de su padre, Rainiero III. Para entonces, el heredero, al que persiguió durante años una fama de mujeriego y al que se relacionó con mujeres famosas como Sharon Stone o Brooke Shields, seguía soltero. Sin embargo, ya había sido padre en dos ocasiones: de una niña, Jazmin Grace, nacida en 1992, y Alexandre, que vino al mundo en 2003, reconocidos más tarde. Estos niños, sin embargo, no optaron al trono ya que fueron concebidos fuera del matrimonio y la Constitución del principado no les otorga derechos de sucesión. 

Charlene, su esposa

En 2006, se anunció de manera oficial su relación con la nadadora olímpica sudafricana Charlene Wittstock. En 2010 se comprometieron y un año después, cuando Alberto II tenía 52 años, se casaron en Mónaco. Las celebraciones se extendieron durante cuatro días. 

“Si hubiéramos podido tener una boda en una playa en algún lugar con 20 personas como una a la que fui de unos amigos míos hace años, habríamos sido muy felices”, dijo a People. El soberano relató que había sido un evento enorme, incluso más de lo que había pensado, que había sido agradable en muchos aspectos, con cosas maravillosas, y que había estado preocupado por cómo iba a salir todo. “Estaba contento de compartirlo, de compartir el momento con mucha gente de Mónaco, pero si hubiera sido un asunto privado hubiera estado bien para mí. Y también para Charlene”.   

La pareja, sobre la que ha sobrevolado la sombra de la duda y rumores de separación, tuvo dos hijos en 2014, los mellizos Gabriella Thérèse Marie y Jacques Honoré Rainier. Aunque la niña nació unos minutos antes que su hermano, por la discriminación por sexo de las leyes sucesorias, Jacques es desde entonces el heredero. 

Alberto II siente pasión por el deporte, algo que comparte con su esposa, y ha participado en cinco Juegos Olímpicos de invierno, como parte del equipo de bobsleigh. Además, forma parte del Comité Olímpico Internacional desde mediados de los ochenta y es presidente del Comité Olímpico Monegasco. 

En el ejercicio como soberano, según se lee en la página del palacio, se ha involucrado y preocupado por el desarrollo económico del principado basado en la transparencia e impulsado medidas como la introducción en el derecho penal monegasco el delito de fraude fiscal. También se muestra comprometido con la consecución de políticas en materia medioambiental, entre otros aspectos.