Jesús Vázquez: "Doy pocos problemas a mis jefes"
Por una buena causa, Jesús Vázquez (Ferrol, 58 años) es el maestro de ceremonias de 'Desnudos por la vida', el programa que emite mañana Telecinco (22:50 horas) en el que quitan la ropa a los famosos para sensibilizar en torno a la prevención del cáncer. De esta manera, el presentador suma un nuevo proyecto a su extensa carrera profesional en Mediaset, grupo de comunicación al que lleva ligado desde el inicio de sus emisiones.
-¿Qué pensó cuando le ofrecieron un programa de desnudos?
-Con un poco de susto al principio, pero cuando me dijeron que había famosos de distintos ámbitos que tenían que hacer un 'Full Monty' para luchar contra el cáncer, dije: "Ya está, no me contéis nada más". No me costó decidirme.
-¿Ha costado más que los famosos se abran en canal por dentro o que se desnudaran?
-Creo que lo más difícil ha sido aprender la parte estrictamente técnica. Lo otro ha venido después porque les rodeamos de cariño y les arropamos para que se sintieran bien, aunque las situaciones fueran incómodas. Queríamos que el quitarse la ropa lo vivieran como una fiesta y una diversión. Y eso lo han hecho de forma casi natural cuando tocaba hablar del cáncer. Todos conocemos alguna historia que nos ha arañado el corazón. Creo que lo más difícil ha sido que aprendieran a bailar y a desnudarse con gracia.
-También usted se ha animado a desnudarse.
-Fue por empatía, simpatía, cariño y agradecimiento porque ellos han sido muy generosos. Lo diré una y otra vez: no es lo mismo cambiarte en el vestuario del gimnasio o estar en la playa en bañador o en 'topless', que subirte a un escenario con un montón de gente y despelotarte. Y todo ello hacerlo sincronizando una coreografía y quitándote la ropa con gracia. Para ellos ha sido un desafío muy grande. Me causó tanta admiración esa valentía que, al acabar la jornada de grabación, les dije: "Ahora el que se va a desnudar soy yo".
-Sin embargo, ya protagonizó el primer desnudo de un hombre en la revista Interviú. ¿Cómo lo recuerda?
-Fui el primero y lo hice por una buena causa. Les pedí mucho dinero y me lo dieron. Destiné todo el importe de lo que me pagó la revista a Acnur, de la que soy embajador, para campos de refugiados en Somalia. Estábamos haciendo escuelas y necesitábamos dinero porque la situación era muy dramática. No se ha resuelto la situación en la frontera de Somalia con Kenia y no se va a resolver porque Somalia es un Estado fracasado. Cientos de miles de personas malviven en el desierto. Me hice el desnudo, llegó el dinero e hicimos las escuelas. A veces, desnudarse es maravilloso.
-Puede presumir de haber presentado los grandes formatos internacionales en España.
-Todos los formatos no. Si los he hecho es porque llevo trabajando muchos años y he tenido la inmensa suerte de que Mediaset los ha adquirido y ha querido que yo los presentara. Eso es un regalo de la vida. Cuando vi por primera vez 'Operación triunfo' me daba cabezazos contra las paredes porque lo daba TVE y decía: '¿Por qué no lo hemos comprado nosotros? Este es mi programa'. Y después lo compró Telecinco. Luego apareció 'La voz', 'Supervivientes'. Había miles de formatos que yo veía que se emitían fuera y pensaba que si yo los presentara, ya me podía retirar. De momento, aquí sigo. Será también porque doy pocos problemas a mis jefes e intento ser buen compañero.
-Tantos años como presentador en Telecinco, ¿no ha tenido la tentación de dejarse fichar por otro canal?
-La verdad es que no. La gente cree que he estado en Mediaset los 33 años, pero durante un tiempo me fui a hacer teatro y esas tontunas que piensas en la juventud porque no me quería encasillar. Luego me di un paseo por las cadenas autonómicas para hacer programas muy divertidos como 'Gente con chispa'. Me lo pasé muy bien pero, cuando Telecinco me llamó para volver, regresé. Siempre he sentido que esta es mi casa. -Con tanto programa de televisión, ¿le da tiempo a descansar? -Me organizo. Cuando acabe todo, me iré a la Antártida. Voy a recibir el año nuevo allí porque la cosa se está poniendo muy mal con el cambio climático y ya está dejando de ser lo que era. Es un sitio que no me quiero morir sin ver.