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'No tengo qué ponerme', una queja que invita a pensar sobre el consumo de moda y la autoestima
'No tengo que ponerme', una queja habitual que invita a pensar críticamente sobre el consumo de moda, el cuidado del planeta y la salud mental. Aprender a ordenar el armario, comprar de manera responsable y reforzar la autoestima son algunos de los consejos que ofrecen expertos para salir del bloqueo.
Un armario a reventar, prendas con etiquetas que esperan un momento de gloria que nunca llega o tacones imposibles que se adquirieron como gangas son solo algunos ejemplos de cómo se amontona ropa, de cómo se fomenta el deterioro del medioambiente o de cómo surge el bloqueo estilístico y la ansiedad.
Son muchas las causas que propician este problema. Desde compras compulsivas desde el sillón evitando el probador o caer en la trampa de los chollos.
"Otras de las causas son las oscilaciones de peso, además de pensar que una nueva adquisición va a solucionar la frustración de no saber qué ponerse", explica a EFE la psicóloga Candela Fornieles.
Sin embargo, el no tener qué ponerse puede convertirse en un agobio, "en una carga mental que persiste cada mañana y que se convierte en ansiedad y autopercepción negativa", añade Fornieles, que asegura que la ropa es un arma que influye en el estado de ánimo y en la relación con los demás.
La forma de vestirse clasifica y etiqueta dentro de la sociedad. "Nuestra vestimenta es una carta de presentación", decía el diseñador Elio Berhayner, quien consideraba que la ropa es el DNI de cada persona, es seña de identidad y define: "No viste igual un banquero que un agricultor".
Tampoco se viste igual para asistir a una reunión de trabajo, una boda, salir a comprar o a cenar con los amigos. "Nos vestimos en función de nuestro estado de ánimo, del lugar a dónde vayamos o de con quién quedemos", dice el diseñador Domingo Rodríguez Lázaro, director creativo de la firma 'Dominnico'.
"A la hora de elegir el estilismo no hay que tener miedo a arriesgarse; el sello personal es un valor añadido", asegura el diseñador americano Michael Costello, autor de modelos que visten Beyoncé, Lady Gaga o Jennifer Lopez.
Guía para afrontar el no tengo qué ponerme
Como el vestir está ligado íntimamente a lo personal, al propio estilo, al deseo del momento y al bienestar sin tener en cuenta lo que llevan los demás, "lo ideal es trazar una guía con la combinación de prendas para crear distintos estilismos", defiende la experta en comunicación de moda y directora de la empresa Vality, Alicia Hernández.
Lo primero es vaciar el armario y examinar las prendas y clasificarlas. "Toda la ropa que solemos tener es ropa salvable, se puede reutilizar poniéndole imaginación", dice Paloma G. López, fundadora de The Circular Project, un proyecto integral de moda sostenible.
Lo que no sirva, bien por talla o por gusto, se puede donar, vender en el mercado de segunda mano, "reutilizar para crear diseños nuevos o hacer intercambio de prendas", añade Paloma G. López, quien considera que es importante reinventar la forma de vestir.
"Es básico colocar en el armario solo las prendas que se desean, aquellas que van con nuestro estilo", recomienda Alicia Hernández, quien asegura que es importante actualizar, echar imaginación y aprender a vestirse según se desee, sin pensar en la mirada ajena.
"Hay trucos de estilismo para sacar partido a las prendas del armario", argumenta tras reconocer que hay personas que son muy fieles a su estilo y no cambian.
"Hay que priorizar el bienestar", defiende Hernández que recomienda evitar compras impulsivas y apostar por prendas básicas confeccionadas con buenos tejidos, en colores neutros para que se puedan combinar fácilmente entre ellas.
Un armario básico y funcional, con largo recorrido, debe incluir: un vestido negro, un pantalón vaquero, una camisa blanca, otra de denim y un par de jerséis, una camiseta de rayas marineras y una americana, detalla.
"En cuanto a zapatos y complementos será suficiente con un bolso pequeño y otro más grande, un par de deportivas, unos botines y un par de zapatos planos", concluye Hernández, quien recomienda comprar pocas prendas, pero de calidad, "la ecuación perfecta para cuidar el medioambiente y vestirse en un pispás".