OBITUARIO | JUAN FERNÁNDEZ SOLÍS RIERA
El hombre que amaba a los animales
No se necesitaba nada más que decir su nombre, Juan, para que el mundo animalista de León supiera de quién se hablaba. Pero, si había alguna duda, bastaba con añadir, a modo de apellido, 'el marido de Carmen Caríssimo'. Seguido, sin respiro. Y entonces todo quedaba dicho.
Juan Fernández Solís Riera, el ángel de los animales indefensos, una de las formas más sublimes del amor humano, ha sido un referente en León. No hacía falta que ningún Papa dijera que los animales también van al Cielo. Él ya lo sabía.
Fue miembro de la Protectora de Animales y Plantas de León cuando no había redes sociales y la conciencia sobre los derechos de los animales, sobre que los animales también tenían derechos, no había siquiera fructificado. Fue, junto con un pequeño grupo de personas, pionero en el asociacionismo animalista cuando esta idea apenas estaba extendida.
Allí, en la Protectora, conoció a Carmen Caríssimo, su esposa, su álter ego, la otra parte de este binomio en perfecto equilibrio. Por aquel entonces, en el 81, ya tenía ocho perros acogidos en su domicilio de la calle Ordoño. Y allí se fue a vivir con Caríssimo y Linda, la perrina adoptada que ella aportó al matrimonio. Desde entonces, juntos han rescatado a decenas de perros y gatos condenados a vivir y morir en la calle. A su casa llegó Duffy, el abuelo más anciano de la Protectora para pasar allí sus últimos días. Apenas 28. Y Rocky y Cuka y Cáser y Lucía y Bruno y Moka...
Era bondadoso y generoso. Sus donaciones a asociaciones y protectoras leonesas son legendarias. Sin protagonismos. Sólo corazón.
Ha dejado huella. Este humano que tanto hizo por los animales ha cruzado el Arcoíris pero su herencia pervive en León. Está ya en el Cielo de los Animales. Con ellos.