Venus, la diosa que alguna vez tuvo un hogar

La historia de Venus podría ser como la de cualquier gatita que vive feliz en su casa, con una familia que la cuida y le da todas las atenciones que necesita.

Hasta que un día, quizá por accidente o por abandono, se encuentra en un terreno hostil fuera de casa, la calle, totalmente asustada y desorientada.

Un día un perro la encuentra agazapada en unos arbustos cerca de la Universidad de León. Está tan exhausta que ni tiene la reacción de asustarse. Casi no tiene fuerzas ni para comer. Pesa apenas kilo y medio. Tiene la boca muy deteriorada y seguramente ha dejado de comer por el dolor que sufre. Pesa en ese momento sólo kilo y medio.

Una operación de la boca acaba con el problema y Venus recupera peso y energía. Y, también, ganas de vivir.

Es mimosa y le encanta jugar. «Preferimos pensar que se ha perdido y que no es un abandono intencionado porque es un amor de gatita y no nos cabe en la cabeza que nadie quisiera deshacerse de ella», dicen en El Carro de Freya, la protectora que le salvó la vida y la tiene acogida. Es una gata casera y buscan para ella una segunda oportunidad, la de una casa donde vivir segura. Contacto en elcarrodefreya@gmail.com o en privado en Facebook.