Diario de León

La patrulla canina de la Guardia Civil

-Alpha, Argos, Raisa y Holy forman la patrulla canina de la Guardia Civil en León. Han ayudado a resolver importantes delitos de tráfico de drogas y a garantizar la seguridad de eventos como la cumbre europea de ministros de celebrada en León en octubre.

León

Creado:

Actualizado:

El servicio Cinológico es la especialidad de la Guardia Civil que utiliza el perro como herramienta fundamental en el servicio a la ciudadanía, que da apoyo a casi todas las unidades operativas de la Guardia Civil en sus diferentes cometidos o misiones. Tres son las especialidades principales: perros detectores de explosivos, perros detectores de drogas y perros de seguridad y rescate. En León, la base del servicio Cinológioco de la Benemérita está en La Virgen del Camino y cuenta con cuatro perros. Son especialistas en detección de explosivos y drogas.

Los avances en el adiestramiento y la lucha contra la delincuencia han propiciado la creación de otras subespecialidades con perros detectores de papel moneda, restos biológicos, acelerantes de incendios, cadáveres sumergidos, cebos envenenados, tabacos o armas detonadas.

El adiestramiento de un perro para que forme parte de la Guardia Civil empieza desde su nacimiento. «Es muy importante no sacar a un cachorro de la camada antes del momento idóneo ya que la convivencia con su madre y resto de la camada resulta fundamental para su la salud, equilibrio y desarrollo», explican los expertos. Los cachorros permanecen con la madre entre  dos meses y tres meses. «Siempre mejor pecar por exceso que por defecto», apostillan.

El proceso de sociabilización se prolonga entre cuatro y ocho meses. «Un buen proceso de sociabilización se considera básico para el devenir del perro. Son perros que trabajarán en condiciones, entornos, situaciones, escenarios, ambientes y en contextos muy distintos y diferentes, unas veces en solitario y otras rodeado de personas y/o otros animales, unas veces en silencio y otras en ambientes llenos de ruidos, unas veces en ambientes muy secos y otras muy húmedos, con lluvia, con nieve, con hielo, con barro...».

El guía expone al cachorro a toda clase de elementos posibles, para  marcar mentalmente al perro y  dejarle improntadas todas las experiencias posibles en el cerebro siendo cachorro. «Nunca olvidará esa experiencia que ya pasó cuando era cachorro y permitirá al perro más adelante, no tener miedos o debilidades mentales», señala el equipo Cinológico de León. 

El caso típico es el del perro que no subió por una escalera que resbalaba un poco durante su periodo de sociabilización y de adulto no consigue superar un escalón. O se asusta de un simple claxon, o de una sirena,  de pisar nieve, o de meterse en el agua. Lo que se puede es obligar por la fuerza al perro «a tener esas experiencias porque podría surtir el efecto contrario», advierten los guías de la Guardia Civil. 

«Hay que aprovecharse de su instinto por explorar, de su interés en seguir a su guía y de recibir por ello algo positivo. Ese recuerdo positivo, le quedará marcado para siempre. Este proceso incluye que el perro debe ser manipulado físicamente sin que manifieste ningún tipo de problema», añaden.

El proceso de adiestamiento empieza al año de edad aproximadamente. «Una vez que el perro tiene un vínculo estrecho e incluso íntimo con el guía y ha pasado el proceso de sociabilización, se puede dar comienzo a su adiestramiento».

De forma genérica, se basa en la estimulación positiva, para que el perro comprenda que al realizar la tarea que se le encomienda, obtiene algo que le produce gran satisfacción como puede ser juego con el guía o comida). Con esta estimulación positiva tenderá a repetir las acciones que le son reconfortantes.

El adiestrador usa juguetes como clicker, el Kong, para premiar al can, y la correa. «Una vez que el perro entiende el funcionamiento, se puede direccionar a cualquier especialidad, simplemente cambiando la forma de marcaje y el objeto del servicio», precisa el servicio Cinológico de la Guardia Civil en León. Las sesiones deben ser cortas y se finalizan siempre en el momento que el perro se quede «con buen sabor de boca» para que desee «volver a las sesiones de adiestramiento con ilusión y ganas». 

Para especializar a los perros en la labor policial, primero se les enseña el marcaje deseado para la localización de la sustancia, sentado, con rascado o quieto. Se le enseña el modo de moverse, el cuarteo y el los posicionamientos respecto al guía. El entrenamiento en rutinas comienza con el uso exclusivo del olfato. Después se ponen ejercicios más complicados y se procede a la enseñanza del trabajo en sorpresivo (reacción sin haber recibido orden de búsqueda ni rutina de partida). La última fase nunca finaliza. El Guía de Perros tiene que ampliar permanentemente las experiencias del perro, entender al detalle sus reacciones y señales y  añadir sin parar recursos que amplíen el potencial que tiene el perro.

Cuando el guía considera que un perro está preparado para su alta operativa y comenzar a prestar servicios de forma eficiente, se solicita una evaluación al Secir (Servicio Cinológico y Remonta) que tiene su sede en la Escuela de Adiestramiento de Perros de El Pardo (Madrid). La evaluación mide la compenetración entre perro y guía y posteriormente se realiza un simulacro de servicio en su especialidad. Si el perro supera dicha evaluación, pasa a ser dado de alta operativa y comienza a realizar servicios según su especialidad.

Las Unidades Territoriales que tienen conocimiento de un hecho, solicitan a la cadena de mando un perro de una especialidad concreta tras valorar la necesidad y beneficio de la misma. Algunas Unidades Cinológicas Elementales (UCEs compuestas de un guía y su perro) prestan servicios de forma regular (un perro de la especialidad de detección de drogas en puertos o aeropuertos) y otras UCEs están en estado de alerta a la espera de la ocasión de ser utilizados (por ejemplo, un perro de la especialidad de detección de explosivos) que entra en servicio al localizarse un paquete sospechoso en un aeropuerto.

La alimentación de los perros es supervisada y administrada por los guías que suministran dos raciones diarias de pienso compuesto de caliad (un tercio por la mañana y dos tercios por la noche). La ración, de unos 600 gramos,  se adapta a su talla, peso, servicio a prestar y condiciones ambientales. Lo que se obra se desecha. Los perros tienen a su disposición un recipiente con agua limpia a temperatura ambiente y renovable a demanda.

Si el servicio lo permite, cada perro tiene una sesión diaria para mantener sus capacidades físicas, anaeróbicas y técnicas (ejercicios enfocados al uso del olfato con dificultad aumentada) con su guía. Una vez que acaban su vida laboral, los perros de la Guardia Civil son adoptados.

tracking