¿Por qué sufro?

Rabia, ira, celos, envidia, miedo... son sentimientos naturales comunes en todas las personas. Lo importante es identificar sus síntomas y los motivos que los provocan. Llegar a ese descubrimiento necesita entrenamiento interior, un viaje a lo más intimo, un proceso que no resulta fácil pero que libera al alma del dolor, tras la aceptación.

Escuchar el interior, atención y espontaneidad son tres de las herramientas que se utilizan en la arteterapia como método para curar las enfermedades emocionales, escurridizas y poco reconocibles cuando el dolor aprieta. «Somos analfabetos en sentimientos», explica la experta en arteterapia Micaela Secada. Una crisis personal hizo que esta titulada en Artes Plásticas y Diseño descubriese la fuerza del arte para la curación de sus heridas. «Dos años de terapia que pagué con mis cuadros me sirvieron para trabajar mis sentimientos. La psicoanalista me destapó un mundo que desconocía», asegura. Y se puso manos a la obra. «Al descubrir el gran valor terapéutico que tuvo para mí me especialicé como fisioterapeuta gestal».

La terapia artística es un viaje hacia uno mismo, pero hay que estar predispuesto a afrontar con valentía el autodescubrimiento, que finalmente liberará de fantasmas la caja de pandora. «Para recorrer este camino no hay que ser un artista, no importa la calidad final. Lo relevante es el proceso de autoconocimiento, de conexión con nuestros sentimientos», explica.

Secada ha impartido varios talleres a grupos de mujeres víctimas de violencia sexual y maltrato en la asociación Adavas y tiene en marcha otros grupos en el Asociación contra el Párkinson y en la Universidad, como parte de la actividad cultural del centro.

¿Qué ves aquí?, pregunta mostrando un cuadro. Y surge un comentario sobre la marcha que ella interpreta a la primera, con bastante tino y para no continuar por ese camino inoportuno para recorrer en ese momento, surge una pregunta: ¿Qué beneficios tiene esta terapia?, «es una forma de meditación» -”responde-” «nos distrae de los problemas, elimina la ansiedad, mejora la capacidad de concentración y atención, nos ayuda a ser testigos de nosotros mismos, vernos desde fuera. Es colocar en orden lo que está dentro».

Las técnicas. Pintura, barro, fotos...todos los materiales valen para la expresión artística, «al plasmar fuera algo que nos inquieta dentro nos permite verlo con objetividad y facilita la resolución de esa obsesión sin involucrarnos tanto».

«Hay muchos bloqueos que nos impiden reconocernos. Si nos dejamos llevar por lo que creamos, aparecen las formas y las figuras que muchas veces pertenecen al mundo de los inconsciente y facilitan el conocimiento de nuestra parte menos explorada», explica Secada. «La terapia produce asombro porque la persona no reconoce que lo que ha creado forma parte de ella. A veces asusta un poco, pero no es necesario estar mal para utilizar esta herramienta terapéutica, sólo hay que tener ganas de conocerse a través de la obra».

La información sobre esta terapia está en el blog «micaelasecadaarteyterapia.wordpress.com o en el correo «mikaelasecada@hotmail.com» .