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Los medicamentos para la disfunción eréctil y para la pérdida de peso copan las compras de fármacos a través de Internet, canal por el que se distribuyen la mayoría de los medicamentos falsificados que llegan a la población.
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de León acaba de iniciar una campaña en todas las oficinas de farmacia de la provincia para concienciar a la población sobre los riesgos que entraña adquirir medicamentos a través de la Red.
En cambio, los medicamentos que llegan a la población a través de las oficinas de farmacia «están sujetos a estrictos controles por parte de las autoridades sanitarias», lo que «garantiza su calidad y demuestra su eficacia y seguridad para la salud de la población», señala el Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León.
La campaña tiene como finalidad «concienciar al paciente sobre el peligro de adquirir medidamentos a través de Internet y sobre los riesgos que tiene para la salud la administración de medicamentos falsos», asegura Antonio Carrasco, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León.
Seis de cada diez medicamentos que se venden y compran a través de Internet son falsos. La rapidez, comodidad y anonimato que ofrece la Red para comprar fármacos asociados a hábitos sociales han incrementado en la última década la venta de medicamentos falsos en los países desarrollados.
Estos países son los principales destinatarios de medicamentos cuya trazabilidad no está asegurada. La Organización Mundial de la Salud cifra las ventas de medicamentos falsificados en un 1% en los países subdesarrollados, el 10% en los países en vías de desarrollo y el 50% en los países desarrollados por Internet.
Hábitos sociales. La vocal de Oficina de Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León, Magdalena Sánchez Lozano, señala que la demanda de medicamentos por Internet está asociada a hábitos sociales como «la pérdida de peso, la disfunción eréctil y los problemas crónicos incurables» y que, por regla general, precisan de receta médica.
Utilizar esta vía para la adquisición de medicamentos de obligatoria prescripción «supone un uso irracional del medicamento» e implica muchas veces «un riesgo para la salud», indica. «El paciente que sufre disfunción eréctil a veces no lo quiere confesar, pero tiene que tomar conciencia de que es un problema de salud porque a veces es síntoma de otros problemas más graves como la existencia de placas de ateroma que impiden la correcta circulación sanguínea», explica.