LA BUENA VIDA
Tu piel habla, escúchala
La cosmética ecológica utiliza productos base naturales como el aloe vera y la rosa mosqueta y rechaza derivados del petróleo.
ana gaitero
LEÓN
Aloe vera, rosa mosqueta, resveratrol, jalea real... Las plantas y sus derivados, así como ciertas sustancias derivadas del caracol e incluso del caviar, son lo último en cosmética por sus propiedades antioxidantes, antiarrugas o rejuvenecedoras.
Lo natural está en alza. Lo natural se ha convertido en sinónimo de saludable y sostenible. En cosmética y en salud hay que distinguir entre natural y ecológico. Se consideran naturales todos aquellos productos de belleza cuya composición sea de un 50% de productos naturales.
Pero no se trata sólo de cantidad. Hay que tener en cuenta que todo lo que nos ponemos sobre la piel entra en el torrente sanguíneo en segundos. «Un producto puede llevar un 50% de agua y con ese requisito ya sería natural», apunta Enrique Quirós, responsable de investigación y comunicación de una empresa familiar de cosmética ecológica de Castilla y León.
Los cosméticos ecológicos son aquellos que además de cumplir con el requisito de la cantidad presciden de accesorios (perfumes, conservantes, estabilizantes...) derivados del petróleo.
«Los productos ecológicos no utilizan tampoco parabenes, un insecticida que impide que en los cosméticos crezcan bacterias y microbios», añade Quirós. Los parabenes son objeto de polémica en la actualidad, si bien todavía no hay estudios concluyentes sobre sus efectos sobre la salud.
Las parafinas son otras de las sustancias vetadas en los cosméticos ecológicos y que frecuentamente se utilizan en productos cosméticos como reafirmantes de la piel. «Es plástico, derivado del petróleo», subraya. Los aluminios, los conservantes pecs y los perfumes sintéticos también están desterrados de las líneas cosméticas básicas y terapéuticas con la garantía ecológica.
Entre los ingredientes activos que más se han popularizado en los últimos años figuran el aloe vera y la rosa mosqueta, que actúan como regenerantes celulares. Estas plantas tienen propiedades que «facilitan la reproducción celular y por tanto, regeneran los tejidos y suavizan la piel», señala el fundador de la empresa vallisoletana Naay Botanicals.
También se producen cada vez más cosméticos con lactoína, un derivado del caracol y también de ciertas plantas y son buenos antioxidantes el ginseng y el guaraná. El resveratrol, otro de los ingredientes base en alza, es un derivado de la uva.
Las bondades de los productos naturales no hay que tomarlas como un dogma. «No todas las plantas vienen bien para todo el mundo: por ejemplo la rosa mosqueta no va bien para pieles acnéicas», advierte Enrique García.
Buscar información y escuchar a la piel es un paso que nadie puede hacer por los demás. «Hay que conocer mucho la piel de cada uno. Aprender a sentir si te pide agua, grasas... observar si te salen manchas o erupciones, si es muy fina o muy gruesa. A partir de ahí, puedes escuchar la recomendación de un profesional». explica.
Al elegir productos ecológicos hay que tener en cuenta que las empresas fabricantes estén bajo control de organismos homologados como Ecosert o el International Aloe Science Council, que certifica la pureza del aloe vera y su producción ecológica, así como los consejos de agricultura ecológica de las comunidades autónomas.
El uso de materias primas producidas lo más cerca posible del lugar de fabricación es otro de los factores a tener en cuenta, cosa que no es posible con ciertos productos exóticos.