Diario de León
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León

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No sé si somos conscientes del sufrimiento que conlleva desempeñar el papel de cuidador «principal» el que cuidando, cuidando, se descuida de sí mismo y acaba mimetizándose con el perfil de su familiar demenciado.

El privilegio de una persona que padece la enfermedad del olvido es su cuidador. Es su sustento, su norte, su carta de navegación. Y el cuidador se entrega sin remisión, ofrece su incondicional atención y preocupación a esa persona que siendo su esposo le dice: «Gracias, señora»; que siendo su madre le insulta y le acusa de robar sus joyas y ahorros.

En fechas conmemorativas escuchamos slogans que nos recuerdan que hay que acordarse del cuidador, que está quemado y que debemos facilitarle la vida.

Son muchos los consejos y recomendaciones que recibe, sugiriéndole que vuelva la mirada hacia sí mismo. Muchos nombres para sus patologías (ansiedad, depresión, estrés…), muchas las guías editadas de orientaciones para el cuidador. Pero su mundo se oscurece y se dirige hacia la persona que sufre, no solo el deterioro cognitivo, sino la alteración conductual. El cuidador no se resigna a la pérdida; está viviendo un duelo en el que su ser querido sigue ahí, físicamente, pero su esencia se ha desvanecido y el cuidador se resiste a la aceptación. Se culpa por cuidar, por no cuidar, por perder los papeles, por abandonar al resto de su familia, por pedir ayuda, por no pedirla, por tirar de su familiar exigiéndole que vuelva a ser el que era.

Sus compañeros de viaje son la rabia, la rebeldía, la resignación, la angustia, ¿la esperanza?

Necesita apoyo y cercanía; comprensión y respeto hacia sus decisiones, conductas, fracasos, luchas internas; necesita un oyente que se apasione con su experiencia y que soporte con él las dificultades a la hora de responder, de decidir, de aprender el día a día esa convivencia con el desconocido que se apodera de su familiar querido, le sobran consejos y «deberías…».

Sólo esto le ayuda a curar, tú eres su analgésico, su medicina. Sólo tu tiempo y ese saber estar.

No debemos descuidar al cuidador, nosotros no tenemos la excusa del alzhéimer... Por eso el cuidador ocupa un lugar destacado en los proyectos de AFA-Bierzo. Ahora desarrollamos uno en el ámbito rural.

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