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León

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LEÓN

Ana Pérez Laorden es una de las médicas rurales que ejercen la profesión en la provincia leonesa. El centro de salud de La Bañeza es su destino actual. También es vocal de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria en Castilla y León.

—¿Hay diferencia entre la población rural y la urbana en la atención médica?

—En Atención Primaria tenemos la ventaja de la cercanía al paciente y creo que en el medio rural la gente confía más en el médico y llevan un estilo de vida más sano, tanto por la alimentación como por el ejercicio. Hay personas de 85 años que todavía van a mi consulta en bicicleta.

—¿Cómo van a afectar los recortes a la medicina rural?

—Lo más inmediato es el copago de los medicamentos que comienza el 1 de julio. En nuestras zona más del 60% del cupo son personas mayores de 65 años. Y habrá un impacto asistencial por la falta de sustituciones tanto de médicos como de enfermería. Las personas de los pueblos confían en su médico y si faltas dos días prefieren esperar... Pero si faltas 15 días su salud puede correr riesgos.

—¿Han propuesto soluciones en el reciente congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria?

—Nuestra propuesta es que en sanidad hay que hacer reformas más que recortes y sobre todo en el mundo rural. Hay compañeros que tienen 400 pacientes en el cupo en 10 pueblos y sólo pueden atender diariamente a 15.

—¿En qué sentido tienen que ir esas reformas? Dicen que si un pueblo pierde la escuela, se muere. ¿Y si pierde el médico?

—Las personas mayores que viven en los pueblos siempre tienen a alguien que les acerque a la cabecera comarcal a hacer la compra. Un autobús para que se acerquen aprovechando el día de mercado... El pueblo no se pierde sin médico. Tenemos un sistema de atención primaria de cuando las comunicaciones eran malas, pero esto ha cambiado. Y se hace una buena atención primaria ahorraremos en el resto del sistema sanitario. La asistencia sanitaria siempre estará cubierta y es más lógico que vayan a un centro grande donde sean bien atendidos, que no en una consulta sin medios. La clave de la asistencia en Atención Primaria es la longitudinalidad. Los médicos en coordinación con enfermería les visitarían una vez al mes.

—¿Cuáles son las patologías más frecuentes en su zona?

—El paciente tipo es un abuelo con muchos fármacos y patologías crónicas para quien es tan importante la atención médica como el cuidado en casa. Un diabético con una buena alimentación va a tener menos problemas. Hace falta una coordinación mayor entre el sistema sanitario y el social con un buen sistema de ayuda a domicilio para mejorar la sanidad rural. Hacen falta servicios asistenciales intermedios que eviten enviar a un paciente de estas características al hospital donde puede coger una infección. Se correrían menos riesgos y sería más barato.

—En las zonas rurales se han abierto muchas residencias de personas mayores. ¿Tienen que tener su propio médico?

—A partir de un determinado número de personas ingresadas. En estos casos nos coordinamos con ellos. Estas residencias son ideales para personas que están en su entorno. Si son válidos tienen garantizada la atención y pueden mantener su vida social.

—¿En qué medida pueden ayudar las nuevas tecnologías a mejorar la medicina rural?

—Mucho. Aunque de momento, a la gente mayor le está costando adaptarse a la cita automática que en sitios como La Bañeza se implantó en mayo. La mayoría de las veces acaban siendo los nietos los que tienen que llamar. En el futuro va a ser de gran ayuda porque evita desplazamientos y tiempo. Hay experiencias muy interesantes de 2.0.

—En algunos sitios tienen consultas de Oftalmología para patologías como la retinopatía.

—Sí, hay una en Santa María del Páramo. En Riaño se ha implantado también el electrocardiograma on line en coordinación con el servicio de Cardiología del Hospital de León. En Dermatología es muy útil pues con una simple foto puedes evitar desplazamientos y duplicidad de consultas. Pero hay compañeros en el medio rural que todavía están sin ordenador y haciendo las recetas a mano. Esa es la otra cara. Otro inconveniente es que la historia del hospital es independiente de la de Atención Primaria. Si se imbrican ambas se ahorrarían también consultas.

—¿Qué es lo que más motiva de trabajar en el medio rural?

—En Atención Primaria somos capaces de ver al paciente entero y somos especialistas en medicina familia. No somos médicos de segunda. En el medio rural no sabes lo que te va a entrar por la puerta y eso es algo muy bonito que hay que aprovechar. A mí me gusta todo, demasiadas cosas. Especialmente la atención a crónicos y la cirugía menor.

—¿La salud está sólo en manos de los médicos?

—No, los pacientes tienen que hacerse responsables de su salud. Somos médicos, no somos Dios. Yo no puedo estar con los diabéticos a la hora de comer.

—¿En los pueblos también se recetan más ansiolíticos?

—Sí, los pueblos se despueblan y la gente mayor está sola. Además nuestra sociedad no aguanta el sufrimiento. Hay gente que está triste porque ha perdido el trabajo. Lo mismo que hay personas que quieren una pastilla para la tensión, pero no se cuidan.

—¿Le ha marcado su paso por África y América como médica cooperante?

—Muchísimo. Te enseña a priorizar y a no dar importancia a cosas que no la tienen. Es muy gratificante porque con poco se hace mucho y a la vez frustrante porque piensas que un paciente de allí con los medios que tenemos en León se salvaría de morir.

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