Coraje sin barreras

ana gaitero

LEÓN

La valentía de sumergirse en el sótano misterioso y amedrentador tiene premio. Este viaje, que Anastasia, una niña con síndrome de Down, emprende con sus amigas les llevará «al maravilloso mundo de los deseos realizados», afirma Manuel Ferrero, autor del libro Anastasia la valiente que ilustra José Luis Navarro.

No es la primera vez que el narrador leonés se adentra en el mundo de la discapacidad. Escribió El reino de los mil escalones , con ilustraciones de Laura Bécares, para dar a conocer a la sociedad lo que es la parálisis cerebral y los mil escalones que salvan día a día estas personas para vivir en un medio que prácticamente las ignora.

Con Anastasia la valiente muestra la normalidad y el coraje de las personas que son diferentes, así como su capacidad para disfrutar e incluso enseñar a las personas llamadas normales. La niña del doble cromosoma 21 es precisamente la más valiente, la que tiene el coraje para cruzar la barrera y adentrarse en el sótano de la casa después de vencer todos los miedos compartiendo con sus amigas las preocupaciones.

Una hazaña que sirve de ejemplo, a juicio del autor, para afrontar la situación actual. «El miedo es el sentimiento que más está aflorando en la crisis: miedo al futuro y no aceptación de la incertidumbre», explica Manuel Ferrero.

El narrador leonés señala que eligió a una niña con síndrome de Down como protagonista de esta historia porque ha trabajado en Asprona y conoce a muchas personas que, con su diferencia, son capaces de hacer una vida normal. «Hay personas con síndrome de Down que trabajan, son independientes e incluso montan una familia; claro que no todo el mundo es igual», apunta.

El cuento es también un homenaje a «una Anastasia real», una mujer adulta a quien conoció en el centro de Asprona y a quien imaginó de niña con la misma valentía que tiene el personaje del cuento editado por Edimater. «A las personas con síndrome de Down, igual que a las que tienen otras diferencias funcionales, se les tiende a tratar perpetuamente como niños y eso es un error».

Ferrero recuerda que «cada persona tiene sus capacidades y el síndrome de Down lo veo como una característica como otra cualquiera» de estas personas. Anastasia la valiente que invita al optismismo en tiempos difíciles, pero no «desde una confianza cándida», asegura el autor, auque parezca cosa de magia que al vencer los miedos a «las niñas les empiecen a pasar cosas maravillosas».

El cuento habla de una actitud positiva ante la vida, ante las circunstancias difíciles y de los valores humanos para afrontarlas. Algo que es común a toda la obra de Manuel Ferrero, un cuentacuentos todoterreno que lo mismo publica en Internet que se presenta con su espectáculo de El reino de los mil escalones —dedicado solidariamente a las personas con parálisis cerebral— en cualquier colegio de Castilla y León.

Otra chica, Agustina, es la protagonista de esta historia en la que se da a conocer el sistema de comunicación de muchas personas con parálisis cerebral: «Hablan con la mirada y con pequeños gestos» y a veces manejan el comunicador de dibujos. Agustina supera las barreras físicas, con ayuda, y trata de que los demás superen sus barreras emocionales y mentales para entender que la parálisis cerebral no es sinónimo de «no entender, no trabajar o no poder enamorarse». Por eso la frase preferida de Agustina es «déjame probar de una vez». El libro fue publicado altruistamente por Lobo Sapiens y va por la segunda edición.