LA BUENA VIDA
La descarga que revive el corazón
La creación de espacios cardioprotegidos y la instalación de desfibriladores salvan vidas en los espacios extrahospitalarios.
Carmen tapia
LEÓN
Ochocientos leoneses sufren un infarto agudo al corazón cada año. La gestión del paciente en los primeros minutos es esencial para salvar la vida. El proyecto Salvavidas, a través de la empresa Carflor, ha cerrado en Castilla y León la creación de 25 espacios cardioprotegidos, con la instalación de desfibriladores, de los que el 80% están en León. Otros 30 están pendientes de creación.
La utilidad de este aparato quedó de manifiesto en el campus universitario de León, donde la jugadora de baloncesto Susana Suárez volvió a vivir el 28 de septiembre. En el tramo final de los entrenamientos, Susana cayó repentinamente al suelo. Dos de los presentes, el padre de una compañera y el delegado del equipo, procedieron a realizar los primeros auxilios mientras se esperaba la llegada del 112. Por suerte, una trabajadora del Servicio de Deportes de la ULE, Elena Rodríguez, ex jugadora del equipo femenino de la Universidad de Rugby, se presentó en la pista con el desfibrilador con el que cuenta la instalación. Ahora Susana tiene una segunda oportunidad.
La desfibrilación se basa en la aplicación brusca y breve de una corriente eléctrica de alto voltaje para detener las arritmias rápidas cardíacas. El choque eléctrico detiene la arritmia, lo que permite identificar y solucionar las causas que la produjeron.
Ayuntamientos, clubes deportivos, residencias de la tercera edad y espacios dedicados a la celebración de grandes eventos y restaurantes son los principales interesados en disponer de este aparato que hace resucitar el corazón.
Formación
Carflor ha impartido en León dos cursos para el manejo de este aparato en el que se han formado 40 personas a través del proyecto salvavidas. «Cuando alguien se interesa por un desfibrilador les informamos De las dos opciones que tiene. Hacer una inversión de forma directa o mediante la venta de pulseras. Esta segunda posiblidad funciona muy bien porque es la mejor manera de concienciar a la sociedad de la importancia que tienen las zonas cardioprotegidas sin que ninguna de las partes tenga que realizar un extraordinario esfuerzo inversor», aseguran desde la empresa. Ya se han vendido 700 pulseras, cuyo precio es de 3 euros, «lo que supone financiar el proyecto en su totalidad, incluida la formación».
Espacio cardioprotegido
Un espacio cardioprotegido debe contar con desfibriladores externos semiautomáticos, de fácil acceso para los primeros intervinientes para lograr la desfibrilación en el transcurso del tiempo recomendable desde que se produce el paro cardíaco.
Los espacios cardioprotegidos pueden financiarse mediante la venta de pulseras al objeto de recuperar la inversión realizada, a la vez que se conciencia a la población contra la muerte súbita. Más del 85% de las muertes súbitas son de origen cardíaco y el 90% se producen en entornos extrahospitalarios.
El acceso público a la desfibrilación, realizado por personal no sanitario, capaz de procurar asistencia antes de que transcurran los primeros minutos tras la parada cardíaca, es fundamental para aumentar las posibilidades de éxito de la reanimación.
La Sociedad Española de Medicina y Seguridad en el Trabajo (SEMST) estima que las muertes por parada cardiorespiratoria representan un problema de primera magnitud para la salud pública.