El dolor de Eva

LEÓN

Entre el 30% y el 70% de las mujeres en edad reproductiva sufren dolores menstruales o dismenorrea. Es una de las causas más frecuentes de consulta en las oficinas de farmacia adonde acuden las mujeres para buscar el consejo del farmacéuticos para aliviar los síntomas.

La dismenorrea se define como la aparición de dolor pélvico o abdominal, en ocasiones lumbar e incluso en los muslos, que aparece poco antes o durante la menstruación. «Los síntomas pueden variar en intensidad de un ciclo a otro, aunque si aparecen al inicio de la aparición de la regla suelen repetirse a lo largo de la vida», explica la vocal de la Oficina de Farmacia del Colegio de Farmacéuticos de León, Magdalena Sánchez. «En ocasiones acompaña a la mujer en toda su etapa fértil y puede llegar a ser causa de absentismo escolar y laboral de muchas mujeres», explica.

En las farmacias hay disponible varios arsenales terapéuticos para combatir los síntomas aunque los farmacéuticos aconsejan acudir al médico para un correcto diagnóstico y posterior tratamiento.

La vocal del Colegio de Farmacéuticos hace una distinción entre dos tipos de colores: lo que se conoce como dismenorrea primaria y la secundaria.

La dismenorrea primaria, también llamada espasmódica, no está relacionada con los problemas de útero o pélvicos y a parece en mujeres jóvenes, entre los seis meses y dos años después de la primera regla. Mejora con la edad, después de un embarazo o parto, o tras la utilización de anticonceptivos orales.

En la dismenorrea secundaria el dolor menstrual se desarrolla con el tiempo, después de haber tenido reglar normales. El dolor está relacionado con problemas como miomas, endometriosis o infecciones y no mejora con el uso de anticonceptivos orales. En estos casos es necesaria una consulta al médico especialista.

La dismenorrea primara es la que más motivos de consulta provoca en las oficinas de farmacia, «es habitual la solicitud de algo parra paliar estos síntomas, que en ocasiones son muy limitantes», asegura Magdalena Sánchez. «La principal causa de dolor en estos casos es debido a que en el útero, que es un músculo, se producen contracciones que, según sea su intensidad, pueden llegar a estrangular los vasos sanguíneos que discurren por este órgano. Esto redundaría en una disminución del aporte de oxígeno, lo que produce una situación de relativa y transitoria isquemia, lo cual produce dolor».

En esta «cascada» de reacciones que se producen en los ovarios, se liberan unas sustancias llamadas protaglandinas «que tienen un papel muy importante en la contracción del útero y en la liberación de otros productos que son inflamatorios».

Sánchez asegura que «la causa última de este proceso no está definida del todo y seguro que hay otros factores fisiológicos, nerviosos y psíquicos».

Los consejos

Desde las oficinas de farmacia se aconseja, en primer lugar, utilizar medidas paliativas como la aplicación de calor seco, masajes, tomar alimentos ricos en fibras, mantener las piernas elevadas y tomar duchas o baños calientes. Pero si el dolor persiste pese a las precauciones, lo aconsejable es recurrir a los medicamentos que pueden ser analgésicos como el paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos como Ibuprofeno y naproxeno. También son aconsejables los suplementos de calcio, magnesio y vitamina del grupo B «que pueden contribuir a una mejoría».

Si existen síntomas anormales, además del dolor, como la fiebre «nuestra recomendación es que visiten al médico para un correcto diagnóstico y posterior tratamiento».

Otras terapias

La fitoterapia (tratamiento con plantas medicinales) es una alternativa que puede ser de gran ayuda en la que se utilizan plantas antiespasmódicas como manzanilla, salvia o romero. El aceite de onagra, antiinflamatorio, actúa contra el dolor.

«La homeopatía supone una opción más», explica Sánchez, «la actaea racemosa, magnesia phosforica, colocynsthis, dioscorea y veratrum álbum utilizan las modalidades del dolor lumboperviano».