Cuidar el cuerpo, cuidar la mente

LEÓN

«Prescindir de alguna comida del día, bien sea del desayuno o de la cena, comer alimentos light o seguir dietas de adelgazamiento junto a alguna amiga o a tu madre, es frecuente en nuestra sociedad, sobre todo, entre adolescentes», apunta la Asociación para la Prevención y la Ayuda en los Trastornos del Comportamiento Alimentario en su tercer aniversario. Es una «idea equivocada» que con estos métodos se pierda peso, recalca.

Yolanda Gago decidió dar un paso al frente cuando logró que su hija superara la anorexia. El 14 de febrero, día de San Valentín, se cumplieron tres años de andadura de Apatca en León. La asociación se propuso como misión principal ayudar a familiares y personas afectadas por anorexia, bulumia, vigorexia... Ha atendido a 70 personas de manera directa.

«Asumir la enfermedad y acceder a su tratamiento ya es un paso importante», afirma esta médica cuya hija encontró salida en el callejón tortuoso de los trastornos alimentarios. «La gente llega angustiada», explica. Y ella comprende por qué. «Sientes como si hubiera caído una bomba en tu casa y todos los componentes están desperdigados», añade volviendo a su experiencia. En medio del caos hay que aferrarse a la buena noticia: «Se cura, aumenta el éxito», subraya. Lo importante, añade, es «poner el tratamiento cuanto antes» porque, en el caso de la anorexia, «cuanto menos tiempo dure la desnutrición más fácil es salir, en menos tiempo y con menos secuelas».

Yolanda Gago y Vanesa Casado, psicóloga, ofrecen la primera atención en Apatca. Su labor es orientar a las personas afectadas y familiares sobre la enfermerdad y hacia los recursos existentes. La asociación ha puesto en marcha un grupo de autoayuda para familiares y otro para personas afectadas.

Ahora el reto es ampliar la labor de la asociación con el grupo de voluntariado que han captado a través del Centro de Atención al Voluntariao de León. Una docena de personas se han prestado a colaborar a partir de marzo con Apatca en León. «Lo primer es organizar y formar a todas las personas porque hay que entender bien la enfermedad», aclaran.

En este año quieren sacar adelante la edición de un libro de Beatriz Berrocal para el que buscan ilustradores. El otro espejo es la novela que la autora leonesa, enfermera de profesión, ha regalado a la asociación para colaborar en la difusión y sensibilización social sobre los trastornos alimentarios. La puesta en marcha de una unidad específica de trastornos alimentarios en el Hospital de León es la principal reivindicación de Apatca. «En León no hay ninguna unidad, ni pública ni privada. Hay que ir a Burgos o a Valladolid, si te derivan y, con mucha suerte, al ITA de Barcelona que es el centro más especializado y cuenta con algunas plazas concertadas para Castilla y León», explica la presidenta.

La asociación está en contra de que las jóvenes, también algún chico, reciban atención cuando precisan ingreso hospitalario en el servicio de Psiquiatría del Hospital de León. «Es contraproducente porque al estar con otros pacientes muy graves les genera una situación traumática y no quieren volver a oír hablar de ingresos», explica. Gracias a la colaboración del Ayuntamiento dispone de una sede en el chalet de Padre Isla donde realizan sus reuniones y consultas con las personas interesadas, que tienen lugar siempre con cita previa.

Cuentan con una médico, una psicóloga, dos trabajadores sociales y otras personas voluntarias que entregan su labor sin lucro para ayudar a superar dichas patologías a las personas que las están sufriendo. La sociedad también puede ayudar desterrando los cánones de belleza asociados a la delgade y un tipo único de mujer o de hombre.

Las tallas para cuerpos reales es otra de las asignaturas pendientes: «El Ministerio de Sanidad inició un proyecto del que nunca más se ha sabido», lamenta.