Diario de León

GUILLERMO SUÁREZ FERNÁNDEZ. Único leonés en la Real Academia de Medicina

«Si una enfermedad no se erradica siempre hay riesgo de que repunte»

raquel P. vieco

raquel P. vieco

León

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LEÓN

El catedrático de Microbiología, Virología e Inmunología, Guillermo Suárez Fernández (Sena de Luna, 1929) es el único leonés que pertenece desde hace 23 años a la Real Academia Nacional de Medicina, de la que formó también parte otro catedrático de Medicina y Veterinaria nacido en la tierra, José Morros Sardá, la mano derecha del doctor Marañón. Son los dos únicos leoneses de la historia que han entrado en este selecto grupo de expertos numerarios formado por cincuenta especialistas en Medicina y diez de profesiones afines. Suárez Fernández ha sido el encargado este año de dar la conferencia inaugural de apertura del curso académico con el argumento de base de las enfermedades emergentes.

—¿Cuál es el papel de la Real Academia de Medicina en la sociedad?

—Tiene cerca de veinte academias distribuidas por las distintas ciudades y universidades de toda España. No hay ninguna otra academia que tenga esa distribución. Las academias que más actividad tienen son la de la Lengua, porque hay quinientos millones de hablantes, y la de Medicina porque, además de tener asociados centros americanos, tiene todas estas distribuidas por toda España. La Academia de Medicina tiene una actividad enorme con varios días a la semana distribuidos para distintas actividades.

—¿Cuál es la máxima preocupación que tienen ahora en la academia?

—Estar al tanto de todo. La academia desde su nacimiento, hace ahora 300 años, tuvo siempre una tradición universal. Nació con relaciones de sabios y académicos exteriores. El descubridor de la vacuna contra la viruela había sido académico correspondiente de la Real Academia de Medicina y eso había pasado desapercibido. Todas las infecciones emergentes se tienen muy en cuenta siempre. Yo mismo he desarrollado cursos sobre este tema desde el punto de vista del papel de España como filtro o barrera de las enfermedades infecciosas que vienen de África hacia Europa y también de las que bajan de Europa a África, que son las menos.

—¿Cuáles son estas enfermedades que están emergiendo que se pensaba que estaban controladas?

—Hay preocupaciones concretas. El perseguir la máxima erradicación y eliminación de una enfermedad es el primer objetivo de la ciencia médica. Sólo se ha conseguido conseguir eso con dos enfermedades que son la viruela, hace 35 años, y la peste bovina, que aunque no ataca directamente al hombre, originó tal cantidad de pérdidas y de hambruna a lo largo de los siglos, que se consideró una enfermedad que había que erradicar. Ahora son otras nuevas. La primera que está ocasionando problemas serios, muy serios, es la poliomielitis, que está erradicada en nuestro país hace medio siglo. Está dando ahora problemas en algunos países en los que estaba casi erradicada. Precisamente esta enfermedad era la que más pensábamos que era posible erradicar. Con esta idea, recogida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se hizo una nueva vacunación en los países asiáticos donde no estaba totalmente erradicada. En Europa está erradicada en casi todos los países.

—¿Temen que esta enfermedad pueda llegar a los países donde ya está erradicada?

—Mientras una enfermedad no se erradique totalmente, como se hizo con la peste bovina, cualquier enfermedad puede volver a provocar problemas.

—¿Qué solución se aporta desde la Academia de Medicina?

—Campañas de vacunación, campañas de control pensadas con el máximo esmero y dedicación, con intervención de países extranjeros y la OMS, destinada a estos fines.

—En la actualidad hay mucho debate con la necesidad o no de mantener la vacuna de la varicela en el calendario. El Ministerio de Sanidad ha retirado incluso su venta de las farmacias. ¿Cree necesaria esta medida?

— Es un problema especial porque se cree que la vacuna de la varicela puede dejar el virus que luego puede producir alteraciones que no tienen nada que ver con al enfermedad original pero que el virus está ahí y puede provocar problemas. Pero la acción de eliminar una enfermedad tiene todavía más fuerza sobre todo por la eficacia de las dos eliminadas. Cuando la OMS dedicó varios efectivos para que se vacunara directamente a las personas en Pakistán, un buen día los talibanes mataron a varios de los que estaban vacunando y la OMS tuvo que retirarse. Con estas cosas y otras, la poliomielitis que está prácticamente eliminada de toda la Europa occidental empiezan a aparecer nuevos casos que crean un problema cuya dedicación alcanza de un nivel máximo inmediatamente.

—¿Qué opina las nuevas corrientes que apuestan por no poner tantas vacunas a los niños?

—La idea está muy clara. Tendrá que precisarse muy detenidamente la claridad de ese peligro para que se defienda no vacunar porque hasta ahora han protegido de una manera eficacísima. En España no hay poliomielitis.

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