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Las alergias fuera de estación

Niquel, anisakis, moho y ácaros hacen reaccionar al organismo humano como si padeciera un fuerte catarro invernal.

El origen de las alergias sólo puede ser valorado por un especialistas con pruebas específicas.

León

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Aunque los síntomas son parecidos, las alergias no primaverales están aumentando entre la población a la vez que al número de sustancias alergénicas y también el periodo a lo largo del año en que se manifiestan. Todas las estaciones del año presentan sus propias alergias. «Si tenemos que dar algún dato podríamos decir que algunas publicaciones hablan de un aumento de un 25% a un 30% de pacientes alérgicos en los últimos 25 años», explica Magdalena Sánchez, vocal de Farmacia del Colegio de Farmacéuticos de León.

Aunque los pólenes son los principales causantes de las alergias, de ahí que la mayor parte se manifiesten en primavera. «Actualmente han aumentado mucho los pólenes de plantas como cupresáceas (cipreses y arizónicas) que están presentes en un volumen 25 veces más que hace veinte años y en periodos atípicos como el invierno». Sánchez señala al cambio climático como posible causante de la modificación de los ritmos de polinización de los árboles.

Los ácaros y los pequeños arácnidos que viven entre el polvo con otras múltiples materias orgánicas e inorgánicas, presentes todo el año, son los que más alergias provocan.

Todas las alergias comparten síntomas pero son los médicos los que tienen que valorar el alcance y la sustancia que provoca estas reacciones en el organismo. Estornudos, mucosidad, congestión nasal, rinorrea y alteraciones en la piel son los síntomas que dan la señal de alerta. Y si perduran en el tiempo deben ser motivo de consulta al especialista.

Los tratamientos son similares puesto que los síntomas son parecidos. Para aliviar los síntomas los especialistas recetan antihistamínicos, cortidoides inhalados si las manifestaciones son respiratorias, corticoides tópicos si los síntomas son en la piel, como dermatitis, eczemas y picor, que incluso se pueden tomar por vía oral.

«Las vacunas que prescribe el médico están teniendo un resultado muy positivo. Son solicitadas a través de las oficinas de farmacia, por ser individuales y personalizadas, para cada enfermo. Estar vacunas se recetan sobre todo para las alergias a los pólenes y los ácaros», explica Magdalena Sánchez.

El papel del farmacéutico es importante. «A veces los pacientes confunden los síntomas con los de un resfriado común que no acaba de curar. Hay veces que ante la solicitud de un medicamento para aliviar los síntomas como jarabes para el constipado o pulverizadores para aliviar la congestión, el farmacéutico detecta que un paciente puede ser alérgico a algunos de los múltiples factores y se les aconseja la visita al alergólogo para su valoración y así evitar tratamientos que alivian pero no acaban de solucionar el problema».

La vocal de Oficina de Farmacia del Colegio de Farmacéutivos insiste en que ante un diagnóstico de alergia, el farmacéutico puede orientar o recordar a los pacientes las pautas higiénico alimentarias para evitar en lo posible los efectos. «Hay que ventilar en caso de los mohos. Hay que cerrar las ventanas a determinadas horas del día si la alergia es a los pólenes, congelar el pescado 48 horas y cocinarlo a 60 grados durante al menos dos minutos».

Sánchez se refiere a las alergias a los parásitos de los pescados, como el anisakis, que se encuentran en muchos peces como la merluza, el salmón, el bacalao, los boquerones, las sardinas... «La ingestión de anisakis puede provocar molestias estomacales a las personas y son alergias que aumentan».

El pelo de los animales domésticos y el niquel de la bisutería y en algunos alimentos como tomates o judias «aunque no sean considerables» también pueden provocar alergias.