Diario de León

A vueltas con el vértigo

La Unidad del Vértigo del servicio de Otorrinolaringología del Caule cuenta con dos especialistas y mejorará su dotación tecnológica para el diagnóstico y tratamiento de una enfermedad muy frecuente.

Rafael Pérez y Silvia Gancedo, responsables de la Unidad del Vértigo, junto al jefe del servicio de Otorrinolaringología del Caule, Ignacio Álvarez.

Rafael Pérez y Silvia Gancedo, responsables de la Unidad del Vértigo, junto al jefe del servicio de Otorrinolaringología del Caule, Ignacio Álvarez.

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A veces sienten que las cosas giran. Otras, tienen la sensación de que ellas giran en torno a las cosas. Puede que sufran desvanecimientos sin llegar a perder el conocimiento, mareos, inestabilidad, desequilibrio...

Los vértigos son insidiosos e incapacitantes. Paralizan a las personas. Las molestias asociadas a este problema de salud suponen alrededor del 25-30% de las consultas de Atención Primaria, una prevalencia similar a los dolores de cabeza y dolores de espalda. El envejecimiento de la población, con una tasa superior al 24% en la provincia de León, aumenta la relevancia sanitaria que cobra esta enfermedad.

«Los vértigos son causa de caídas en las personas ancianas, lo que supone un sobrecoste sanitario por los recambios de prótesis y una mayor tasa de mortalidad derivada de este problema», apuntan Rafael Pérez y Silvia Gancedo, especialistas en otoneurología del Complejo Asistencial Universitario de León. Están al frente de la Unidad del Vértigo creada en el Servicio de Otorrinolaringología (ORL) que dirige actualmente Ignacio Álvarez.

El mayor porcentaje de casos de vértigo diagnosticados se deben a alteraciones en el órgano del equilibrio, localizado en el oído. Pero pueden estar ocasionados por otras enfermedades de tipo neurológico, alteraciones cardiovasculares (arritmias), alteraciones metabólicas (diabetes) o efectos secundarios de ciertos fármacos.

Este es uno de los motivos de que el abordaje multidisciplinar sea «muy importante» en la patología conocida comúnmente como ‘vértigos’. También hay que descartar los factores psicológicos. Comentan los expertos que el estrés, la ansiedad y la psicología del paciente «es muy relevante en enfermedades relacionadas con el vértigo y el mareo».

Muchas veces es difícil determinar si el origen es psicológico y se somatiza con los síntomas del vértigo o la patología en sí causa los trastornos psicológicos. El eterno problema del huevo y la gallina.

La buena comunicación entre los especialistas resulta crucial para abordar bien el diagnóstico y el tratamiento del problema. Las unidades de vértigo, como la que da sus primeros pasos en el Caule, van por este camino.

Ahora que ya cuenta con dos especialistas en el problema, como los doctores Pérez y Gancedo, el servicio de ORL ha planteado al gerente la adquisición de medios diagnósticos avanzados para ponerse a la altura de otras unidades de la Comunidad. Uno de estos aparatos está destinado a medir el funcionamiento del órgano del equilibrio, es la videonistagmografía.

Asimismo, el Vemp servirá para medir la respuesta de una determinada parte del órgano del equilibrio (sáculo y utrículo) para comprobar si funciona o no.

La posturografía será útil para conocer cómo es la estabilidad o cómo funciona en los pacientes de una manera más global. «El equilibrio es una condición del ser humano que tiene una regulación compleja y participan múltiples órganos: ojos, oído, sensación de pies en el suelo. De ahí deriva la dificultad de llegar a saber exactamente el origen», explican Gancedo y Pérez.

Una de las primeras cosas a valorar, durante la entrevista al paciente, es el estilo de vida. La dieta, el estrés y la ansiedad pueden ser el desencadenante o gatillo de las crisis de vértigo. En la enfermedad de Mènieré (causa mareo y vértigo, perdida de audición y tinnitus o pitido de oídos) tiene mucha incidencia la sal, de manera que los cambios en los niveles de sodio pueden desencadenar crisis de vértigo.

En la migraña, que a veces también produce vértigo, es fundamental la dieta, la vida saludable el ejercicio regular y que no haya demasiados altibajos vitales. Igualmente, se estudia si sustancias como los nitritos, el glutamato disódico y otras que contienen alimentos como los quesos curados actúan como causantes del vértigo

Desentrañar el funcionamiento del órgano del equilibrio ha supuesto uno de los mayores avances en el tratamiento. Este descubrimiento, ya antiguo, ha permitido tratar uno de los tipos de vértigo más comunes, que supone alrededor del 20% de los casos diagnosticados.

Se trata del vértigo posicional producido por unas ‘arenillas’ que se desprenden en el órgano del equilibrio, producen estimulaciones anómalas y el vértigo como síntoma. «El conocimiento de cómo funciona el órgano del equilibrio ha desarrollado un tratamiento muy simple que consiste en hacer movimientos de cabeza al paciente en determinadas posiciones hasta alcanzar para llevarla a una zona inerte o neutra», apuntan. La conocida como maniobra de Epley es el tratamiento que «en cuestión de minutos cura los síntomas en el 90% de los casos de vértigo posicional».

Esta técnica abrió el camino a las terapias rehabilitadoras con técnicas instrumentales «muy útiles» para el tratamiento de otros tipos de vértigos y para la recuperación de las secuelas que dejan, como desequilibrio e inestabilidad.

Son muy famosos los ejercicios de Kawthorne-Cooksey ideados por estos dos expertos para tratar a soldados que habían sufrido traumatismos craneo encefálicos durante la II Guerra Mundial. Más adelante se descubrió que estos ejercicios eran muy útiles para tratar y recuperar a los pacientes que padecen vértigo.

El tratamiento rehabilitador con posturógrafo mide las desviaciones del centro de gravedad en relación con los límites de estabilidad de la base de sustentación, los pies. Con estos equipos, en algunos con más éxito que en otros, se han obtenido unos estándares o valores de normalidad del equilibrio en diferentes situaciones consideradas conflictivas para mantener la postura o estabilidad.

Uno de los tratamientos novedosos es la inyección de medicamentos dentro del oído, en concreto para una de los vértigos que se producen por la enfermedad de Mènieré, que cursa con ataques de forma recurrente y en muchas ocasiones imposibilita a la persona para hacer una vida normal.

La administración de gentamicina dentro del oído anula el órgano del equilibrio, lo que corta las crisis de vértigo. «El cerebro es fundamental y la rehabilitación se basa en los mecanismos de compensación que permiten que el paciente pueda hacer vida normal, aunque es un tema complejo y duro», explican en la Unidad del Vértigo del Caule.

En otros casos, como la neuronitis vestibular, se indican las inyecciones de corticoides y otros medicamentos. Las nuevas tendencias terapéuticas desplazan de esta forma los antiguos tratamientos quirúrgicos, que son más agresivos, para acabar con las crisis. Implica abrir la cabeza y cortar el nervio que lleva la información errónea del órgano del equilibrio al cerebro.

Los tratamientos farmacológicos se indican para los síntomas (evitar la sensación de vértigo), para las náuseas y vómitos que a veces acompañan estas crisis y otros específicos para curar o prevenir las crisis y la enfermedad que lo produce (migrañas, enfermedad de Mènieré...).

La Unidad del Vértigo de León participa en el grupo de investigación de otoneurólogos de Castilla y León que recopila información de todos los pacientes, actualiza conocimientos y crea protocolos clínicos comunes.

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