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Farmacias sin papel

La receta electrónica se universaliza en las 325 boticas leonesas y trae nuevos hábitos y más dedicación de la farmacia al paciente .

Pilar Vázquez Mondelo, del CAU del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León en un taller de formación para las farmacias.

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El papel tiene los días contados en la farmacia. Las 325 boticas leonesas estarán listas a partir del lunes 30 de mayo para dispensar medicamentos con receta electrónica. La implantación se realizará de manera paulatina a medida que los médicos de Atención Primaria incorporen el sistema de prescripción también por vía electrónica.

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de León acaba de formar a más de un centenar de profesionales para habilitar el nuevo sistema de dispensación en las 112 farmacias que se sumarán a la receta electrónica en los próximos días.

Al finalizar el verano se estima que el 50% de las 900.000 recetas que se dispensan mensualmente en las farmacias leonesas prescindirán del papel. Actualmente, un 21% de las recetas se dispensan por vía electrónica.

Los pacientes crónicos, polimedicados y autosuficientes están en la primera línea de la renovación de la dispensación. A partir de ahora deben acudir a la farmacia con la tarjeta sanitaria y la hoja de medicación que expide el médico de familia.

La hoja de medicación tiene una validez de un año para los pacientes crónicos, salvo que el médico introduzca alguna modificación en su tratamiento o le recete un nuevo fármaco por un problema agudo puntual.

La banda magnética de la tarjeta deben estar operativa para ser identificada por el lector electrónico que pone en comunicación el sistema informático de Sacyl con el de Concyl. Si están defectuosas, pueden renovarlas en el centro de salud o a través del portal de Salud de Castilla y León.

«Para los farmacéuticos, el cambio del papel a la receta electrónica va a ser el mayor cambio en la vida profesional», subraya el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León, Javier Herradón. Para los pacientes también supone un cambio de hábitos, pero «con importantes ventajas», apuntan Pilar Vázquez, Purificación González y Fernando García, del CAU del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León.

En primer lugar, las farmacias conocerán toda la medicación activa del paciente, cosa que es «muy importante a la hora de dispensar, indicar un medicamento y aconsejar al paciente», explican. La dispensación electrónica redundará en una reducción de los errores, «ya que se cruza lo dispensado con lo prescrito y el sistema no permite la dispensación de medicamentos incorrectos», añaden.

Desde el punto de vista sanitario, la receta electrónica va a suponer una mayor adherencia al tratamiento. A partir de ahora, se llevará un control que «quien usa los servicios sanitarios y se le prescribe un medicamento efectivamente lo recoge en la farmacia».

Las personas con patologías crónicas disponen de 60 días para retirar el medicamento en la farmacia. Una vez que lo retire, el sistema recalcula y les indica cuándo tienen que volver a recoger la nueva dispensación. Lo puede hacer 10 días antes y hasta 60 días después. Si no lo hacen, el sistema cierra el canal y tienen que volver al médico para que se lo vuelva a recetar. Para las patologías agudas permanecerá abierto el canal en función de la duración de tratamiento prescrito.

Desde el punto de vista económico, para los pacientes con límite de aportación las dispensaciones electrónicas aplican de forma inmediata el tope, de modo que no tendrán que adelantar el dinero como sucede ahora.

En cuanto a la interoperabilidad con otras comunidades autónoma hay que esperar, como mínimo, a enero de 2017. De momento, las personas que viajen fuera y necesiten medicamentos tendrán que pedir recetas de papel o acudir al médico en el destino.

El nuevo sistema de prescripción y dispensación de medicamentos —de momento no entran médicos de Atención Especializada salvo los que pasan consulta en centros de salud— supone que farmacéuticas y farmacéuticos «puedan dedicar más tiempo a atención al paciente porque se rebaja la burocracia», subraya Herradón.

Las oficinas de farmacia y los profesionales adquieren un papel más relevante en la cadena sanitaria con la receta electrónica «en beneficio de la sociedad», añade.

El tesorero del COF de León, Javier Vizcaíno, destaca que este cambio histórico ha supuesto una inversión mínima de 2.000 y 3.000 euros en cada farmacia. Además, el Colegio atiende cualquier incidencia en el sistema 7 días a la semana y 24 al día con las tres personas que trabajan en el CAU y un técnico externo.

Las 33 boticas con viabilidad económica comprometida, todas en zonas rurales, están a expensas de una ayuda de la Diputación derivada del convenio con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de León para afrontar el esfuerzo añadido que supone este hito histórico en la dispensación y atención a los pacientes para las farmacias rurales que, a mayores, prestan servicios de guardias altamente deficitarios en zonas muy despobladas de una provincia como León.

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