«Empecé hace 15 años y me va bien»
Ana Casas es una de las primeras pacientes de León que empezó a utilizar las gotas de suero autólogo hace quince años. La sequedad severa de sus ojos como efecto secundario a un trasplante de médula motivó a los oftalmólogos a prescribir este tratamiento pionero en León. «En este momento no lo estoy usando porque me lo prescriben alternativamente a las lágrimas artificiales». El trasplante de médula para el tratamiento de la leucemia que padeció le provocó la enfermedad injerto contra huésped, un efecto secundario que deja los ojos sin lágrimas. «Tengo los ojos secos. Hace quince años que no puedo llorar. No produzco lágrimas. Es como una sensación de tener arenillas dentro. Me molesta la luz y me produce escozor». El tratamiento con suero autólogo de su propia sangre está indicado por la severidad de la afección. «Cada uno va encontrando lo que mejor le va. Incluso dentro de la gama de lágrimas artificiales disponibles hay mucha variedad».
EL suero autólogo que se dispensa en gotas tiene que estar conservado en la nevera. «En las épocas malas me tengo que echar esa gota. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Entre los inconvenientes está que hay que transportarlo siempre en frío. Como me lo tengo que echar cada cinco o diez minutos porque me molesta mucho el ojo, salgo con él metido en hielo, como hacen las madres con las papillas de los niños».
La extracción de sangre no es molesta «es como un análisis normal. Luego lo trasladan a Farmacia, que son los que elaboran el suero. Una vez que ya está en el frasco hay que conservarlo en el congelador un tiempo máximo de tres meses porque caduca pero una vez descogelado tiene una vida de un mes. En Farmacia hospitalaria te dan cuatro envases y hay que conservarlos».