La soledad puede dañar la salud
Amigos de los mayores pide acompañamiento y voluntariado: casi la mitad de las personas solas tienen 65 años o más.
LEÓN
La soledad no deseada es un problema de salud. La oenegé Amigos de los Mayores ha lanzado una campaña para concienciar a la ciudadanía sobre esta situación reivindicando iniciativas de acompañamiento y programas de voluntariado para evitar las situaciones de soledad forzosa.
La campaña se ha activado a raíz de la publicación de la última encuesta continua de hogares 2016. El Instituto Nacional de Estadística (INE) desvela que el colectivo que más aumenta en los hogares unipersonales es el de las personas de 65 y más años que viven solas y que suponen el 41,7% del total.
Este porcentaje es mayor en la Castilla y León, que arroja un 46,5% de hogares unipersonales de personas de 65 años y más. En total, de los casi dos millones de personas que viven solas en España a estas edades, 137.100 residen en la Comunidad.
El porcentaje de hogares unipersonales de personas de 65 años y más en Castilla y León ha descendido respecto al 2013, año en que eran el 47,3% del total. La oenegé Amigos de los Mayores reclama «la necesidad de buscar fórmulas para gestionar mejor la soledad y prevenir sus consecuencias negativas, ya que cada día se impone como un modo de vida casi mayoritario en las sociedades modernas».
Esta tendencia demográfica es una alerta para «poner a la persona mayor en el centro de la sociedad y de las políticas sociales presentes y futuras», subraya la oenegé. Advierte también que estas cifras van en la dirección de otras estadísticas, del Imserso y el CIS, que desvelan que casi el 60% de las personas mayores que viven solas han expresado tener sentimientos de soledad y asilamiento. Son las mujeres las que en mayor proporción viven situación de soledad. A nivel estatal son el 70% de las personas que viven solas con 65 años y más y en Castilla y León el 67,1%.
«La soledad, cuando no es voluntaria y se prolonga en el tiempo, puede llegar a convertirse en aislamiento, comprometiendo nuestro bienestar físico y emocional y convirtiéndose en cómplice del envejecimiento físico, al cual se agrega para formar un cóctel tóxico», señala el profesor John T. Cacioppo, profesor de psicología en la Universidad de Chicago y director del Centro de Neurociencia Cognitiva y Social quien estudia la soledad desde hace más de veinte años.
La soledad se manifiesta de manera parecida a la sed, el hambre o el dolor y afecta a varias funciones corporales. Según este experto, las personas expuestas a largos periodos de soledad «presentan una mayor concentración de la hormona epinefrina circulando por sus cuerpos».
La epinefrina es uno de los agentes químicos que aparecen en el cuerpo cuando la persona se encuentra en una situación de gran tensión, y la presencia de niveles altos indica que las personas solitarias van por la vida con un elevado estado de nerviosismo. Los trastornos del sueño también se agravan cuando una persona se resiente por soledad.
Amigos de los Mayores insiste en que la soledad no deseada afecta a la salud y a la calidad de vida de las personas mayores: «Es un factor de riesgo para la depresión, el deterioro cognitivo y la mortalidad de las personas mayores».
Como dice el doctor Cacciopo, «no es lo mismo sentirse solo que estar solo». «Algunas personas simplemente se sienten bien estando solas, hasta el punto de que hay quienes ven la soledad como un sendero hacia el crecimiento espiritual. Pero para muchas personas, el aislamiento social se convierte en un cómplice del envejecimiento físico, al cual se agrega para formar un cóctel tóxico», comenta este investigador en sus artículos en Dontknow .