LUCHA CONTRA EL CÁNCER
La otra cara del lazo rosa
La leonesa Silvia Vega, en las redes como Silvia Astorga, cuenta el día a día de su lucha contra el cáncer en un blog
león
«Me llamo Silvia, vivo en León y tengo cáncer de mama». Con estas tres escuetas frases la leonesa Silvia Vega Rubio, de 39 años, en las redes sociales como Silvia Astorga, arranca el blog que puso en marcha hace dos meses para contar en primera persona el día a día de su lucha contra el cáncer de mama y conectar con otras mujeres que han pasado o están pasando por lo mismo.
Su vida dio un vuelco el 16 de septiembre del año pasado cuando le diagnosticaron cáncer de mama. Entró en el quirófano el 17 de octubre y el 30 de noviembre se enfrentó a su primer tratamiento de quimioterapia. No ha sido un camino de rosas.
Desde el principio pensó en la idea de crear un blog para depositar sus vivencias. Profesionalmente es social media manager y pensó que podía «utilizar mis conocimientos para este tema». Cuando lo tuvo a punto, decidió titularlo No solo un lazo rosa.
«Estoy bastante cansada de ver lacitos rosas y modelos estupendas en todas las campañas y en casi todas las publicaciones sobre este tema, y por eso ha nacido este blog: porque el cáncer de mama va mucho más allá de un lazo rosa», explica.
No se identifica con la ‘filosofía’ del lazo rosa, aunque admite la labor que llevan a cabo las asociaciones de pacientes como Almom o la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer. «Me parece muy bien las actividades que organizan, pero creo que su público tiene un perfil de más edad y con otros intereses», explica esta mujer de 39 años y madre de familia. Considera que Internet es una «herramienta más cercana» a la gente más joven que, «por desgracia, cada vez abunda más entre las personas con cáncer de mama».
Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer después de la primera sospecha, cuando se notó un bulto en el pecho, fue un mazazo. «Se para toda tu vida y no sabes qué va a pasar», comenta.
Antes de su diagnóstico, admite, «seguía la corriente del lazo rosa: hasta que no te pasa no te das cuenta de que detrás de ese lazo hay sufrimiento». Una de las cosas que menos le gusta del emblema del cáncer de mama es su uso publicitario que realizan muchas marcas «para vender más» y «en la mayor parte de los casos no hay retorno para las personas afectadas», excepto en las campañas de las asociaciones: «Sé que ayudan a la investigación en hospitales como el de Salamanca que es el de referencia del cáncer en Castilla y León», matiza.
En el blog ha encontrado no sólo una forma de romper con la visión blanda del cáncer de mama: «He encontrado a personas que lo han superado que me ayudan a mí y otras que están empezando a las que puedo devolver lo que recibo». «Me ha ayudado mucho: compartir impresiones con tu círculo cercano es muy difícil», apostilla.
Silvia Vega Rubio tiene claro que el mundo virtual hay que usarlo «con filtros y sentido común. Escribir en primera persona y con mi rostro es una forma clara de hacer ver tu experiencia», añade. Pero «hay que saber lo que lees y a quién lees y, desde luego las cuestiones médicas hay que tratarlas con tu médico».
Contarle a su familia la enfermedad ha sido para Silvia el trago más difícil de su proceso. Y lo más positivo que «te cambia algo en la cabeza y te ayuda a distinguir lo importante de lo que no lo es».