Las cien costuras del Da Vinci
Nueve meses después de su instalación en el Hospital de León, el sistema quirúrgico más avanzado del mundo ya ha operado a cien pacientes con patologías urológicas y ginecológicas.
LEÓN
El cirujano no toca con sus manos al paciente. Desde una consola de diseño ergonómico mueve los brazos del robot quirúrgico más avanzado del mundo, instalado desde hace nueve meses en el Hospital de León, y por el que han pasado ya cien pacientes de los servicios de Urología y Ginecología. Hoy opera el cirujano García Sanz que, de forma remota, interviene a una paciente de una colposacropexia, una cirugía que se emplea en el tratamiento del prolapso urogenital. El cirujano, a varios metros de la mesa de operaciones, maneja un carro con brazos robóticos a través de un sistema de visualización de alta calidad e instrumentos propios de una operación quirúrgica, pero de reducido tamaño, que se introducen en el cuerpo del paciente con disecciones mínimamente invasivas. Estas cirugías suelen durar una media de dos horas. Así lo explica a este periódico el urólogo Alejandro Sanz Ruiz. Desde la consola, el cirujano opera sentado, ayudándose de imágenes ampliadas y tridimensionales. El sistema reproduce a tiempo real los movimientos de la mano, la muñeca y los dedos del cirujano.
Por este quirófano de última generación han pasado ya 85 pacientes procedentes de Urología y 15 de Ginecología, que son intervenidos por profesionales adiestrados en el manejo de esta compleja máquina. «Nos formamos en un centro de cirugía robótica en Estrasburgo. Fuimos dos miembros de cada servicio». Los siguientes en dar el paso serán los especialistas de Cirugía General, Otorrinolaringología y Cirugía Pediátrica.
Urología es el servicio que más rentabilidad saca, de momento, a este robot. «El robot está al 100% de su capacidad con Urología», asegura el jefe del servicio, Miguel Ángel Alonso. Con el robot se operan próstatas, vejigas, ganglios locales y neflectomías parciales. Una neflectomía parcial es la extracción de un tumor del riñón.
El robot Da Vinci ha ayudado a los cirujanos de Ginecología a practicar quince histerectomías (extirpación del útero con o sin ovarios).
«La ventaja es la de la cirugía mínimamente invasiva. En lugar de abrir al paciente se les realizan unos agujeros (trócares) a través de los cuales introducimos los instrumentos, que entran por espacios muy reducidos para poder hacer reconstrucciones que de otra manera no serían posible», explica Alejandro Sanz Ruiz.
Además de la cirugía mínimamente invasiva, el Da Vinci permite una recuperación más inmediata para el paciente. «Para los pacientes a los que operamos de la próstata se les preservan las estructuras neurovasculares y tiene ventajas tanto para la continencia urinaria como para la potencia sexual después de la operación».
Cirugías antes inviables
La utilización del Da Vinci también está indicada para operar a pacientes con tumores en el riñón con un tamaño menor a los 7 cm para extirpar sólo la lesión maligna y preservar el riñón. «En breve utilizaremos el robot para extirpar ganglios que están en la zona retoperitoneo (en la parte posterior de la cavidad abdominal).
«El robot nos permite el abordaje de cirugías no clásicas porque elimina los temblores de la mano y llega a más zonas que antes eran inviables», asegura el jefe de Urología. «Utilizamos el robot para operar cánceres de riñón, vejiga, próstata y cirugía reconstructiva. Podemos construir una vejiga nueva con el intestino».
Aunque los tiempos de quirófano no se reducen, la cirugía robótica evita complicaciones al paciente. «El robot tiene un sistema de seguridad, un botón de stop que para todos los brazos. Siempre hay un cirujano sobre el paciente para actuar si se produce cualquier incidencia».
En el quirófano siempre hay dos cirujanos, una enfermera instrumentalista, uno o dos asistentes y un anestesista.