Con la ayuda de vuelta
Ángela Rúa inspiró la asociación Síndrome Contenta y ahora ejerce el voluntariado
Ángela Rúa tiene 13 años. Su padre y su madre crearon la asociación Síndrome Contenta para poner en marcha una especie de escuela de padres con hijos con síndrome de Down. Juan Carlos Rúa es el actual presidente de la Plataforma del Voluntariado de León. Tras estar en la junta directiva de Amidow, la familia de Ángela decidió centrarse en ponen en marcha una asociación que sirviera para dar respuestas a todas las dudas de las familias. Actualmente mantienen contacto directo y online con 2.500 familias de países latinoamericanos. «Las familias que contactan con nosotros tienen miedo a la incertidumbre, hay muchos mitos que se extienden en las redes que hay que aclarar. Internet es muy bueno para unas cosas, pero para otras...Intentamos dar luz a todo lo que se van a encontrar y enseñarles a afrontar el futuro. La salud mental de las familias es importante y nuestra asociación ayuda a que las familias interactúen. Estamos en las redes sociales y tenemos un WhatsApp».
El nacimiento de Ángela cambio la manera de enfocar la vida de la familia que ha contagiado a su hija la pasión y la necesidad de ayudar a los demás. La niña tiene ahora 13 años. Hasta ahora ha sido el objeto de todas las atenciones a las que se han dirigido las actuaciones de sus padres, pero al cumplir los doce años ha decidido darle la vuelta y convertirse en parte activa para trabajar como voluntaria. «Los doce años es la edad mínima legal para empezar a ejercer el voluntariado», explica su padre.
Parte activa
Ángela se involucra a no más poder. En cada actividad que organiza su familia, bien desde la asociación o desde la Plataforma del Voluntariado, ella se hace bien visible, recorre las calles repartiendo folletos con información de su asociación y del síndrome con el que nació. Le gusta interactuar con las personas con las que se cruza. Está acostumbrada a una dinámica que ha visto desde pequeña, a pesar de su aparente timidez. «Me gusta ayudar a los demás. Cuando salgo a la calle les intento explicar a la gente lo que es Síndrome Contenta, lo que más me gusta es ver a la gente sonreír».
Todos los sábados sale a la calle con sus padres y les pregunta a las personas con las que se cruza si quieren colaborar. «Me gusta trabajar y estar con mi familia», dice sin perder de vista a su padre y su madre. Pero además de ejercer el voluntariado en todo lo que pueda ayudar, lo que más le gusta es la cocina. «Quiero ser cocinera, preparar arroz con leche y tarta de queso». Todas estas habilidades las muestra en su canal de youtube, al que dedica el tiempo libre que le queda cuando acaba las clases de sexto curso en el colegio Lope de Vega. «Estoy genial con mis compañeros. Me gusta mucho hacer ejercicio físico y bailar».
El ejemplo de su hija, desde que nació, anima a su padre a planificar una nueva propuesta en León. «Tengo un proyecto en el cajón que está por desarrollar y es hacer un grupo de personas con síndrome de Down que sean voluntarias y que interactúen socialmente con otras personas a las que pueden acompañar, como residencias de ancianos, por ejemplo. Es una idea para que dejen de ser receptores y pasen a ser actores».