Cómo meditar en tiempos de estrés. Algunas claves para empezar
Hace tiempo que está de moda, pero es mucho más que eso. Están de sobra demostrados los efectos en nuestro bienestar que nos trae la meditación. Integrar este hábito en tu vida te aportará muchas alegrías, más aún si sufres estrés o si llevas un estilo de vida en el que la prisa y el exceso de quehaceres son una constante.
Practicar la meditación es una herramienta muy útil para encontrar la paz que nos hace falta para resolver problemas, además de un método autocurativo que nos aporta estabilidad en tiempos turbulentos, nos ayuda a superar los desafíos y es muy práctica en momentos de emergencia
Si eres de las personas que has intentado meditar en alguna ocasión y te ha resultado misión imposible, una buena noticia: no te preocupes, es normal que al principio cueste. Como todos los hábitos, necesita un proceso para implantarse en tus rutinas del día a día y eso no se consigue de un día para otro.
Para que te resulte más sencillo, es importante empezar 'en pequeño'. Hacerlo en pequeñas dosis hará que no te resulte tedioso y le hagas un hueco en tu vida con más facilidad. Una forma práctica de empezar a meditar es aplicar la regla de los dos minutos. Dedica dos minutos en tu día a sentarte en un lugar cómodo, con el menor número de estímulos posible y emplea ese tiempo a adentrarte en tu interior, conectar con tu cuerpo, poniendo consciencia en cómo lo sientes, si alguna parte la notas más cansada o si detectas alguna tensión. Date cuenta de cómo percibes la temperatura de la estancia o de si hay algún pequeño ruido en ese momento.
Dos minuitos serán suficientes para comenzar. Practícalo durante varios días, los que necesites, y a partir de ahí vete ampliando el tiempo si eso te hace sentirte cómodo. Es mejor dos minutos al día que ninguno. Eso sí, elige un momento en el que no tengas muchas cosas pendientes por hacer y que haya cierto silencio. Si bien las primeras horas del día o los minutos antes de acostarte pueden ser buenos, meditar es algo que puedes hacer en cualquier momento.
Encender una vela y observar su llama durante unos minutos también puede ser una meditación si así lo consideras. No hay una forma concreta para practicar este hábito saludable porque de lo que se trata es de calmar la mente y también el cuerpo.
Importante, no agobiarse
Una de las cuestiones que más cuesta a la hora de meditar es 'dejar la mente en blanco'. Nuestra mente, parlanchina, no es fácil de acallar si no se pone intención en hacerlo, así que dejarla en blanco es, además de difícil, poco habitual. Así que no te agobies con ese aspecto. Siéntate o túmbate, ponte cómodo, elige un momento del día que sea propicio para practicalo y dedícate sólo a percibir. Sin más. Es normal que tu mente divague porque está costumbrada a ello. No pasa nada. Date cuenta de que te has enredado en algún pensamiento y vuelve a concentrarte en lo que estabas haciendo. Hazlo veces que haga falta. Cada vez te resultará más fácil porque también es cuestión de práctica.
Y si eres de los que les cuesta cerrar los ojos, también se puede meditar con los ojos abiertos. Así lo explica Agustín Vidal, autor del libro Meditar con los ojos abiertos , en el que propone '10 herramientas prácticas para meditar cuando no puedes meditar'. Este argentino, experto en meditación asegura que «cuando empecé a meditar me encontré que los otros meditadores iban con túnicas, tenían barbas largas o la cabeza rapada… parecía que sólo ellas tenían la verdad y, aunque merecen todo el respeto, me empecé a dar cuenta de que para meditar no te hacía falta nada de eso, ni siquiera tener un lugar especial. Empecé a romper mitos y el mayor es que se tiene que meditar con los ojos cerrados", explica.
Porque meditar es poner cosciencia, calmar la mente y 'darse cuenta'.