FRANCISCO JORQUERA. Jefe del Servicio de Digestivo del Caule
«El código postal puede llegar a importar más que el código genético en el cáncer»
l informe Impacto económico y social del cáncer en España
elaborado por la Asociación Española Contra el Cáncer estima
que la enfermedad tiene un coste en España de, al menos, 19.300 millones de euros.
Los tumores se erigen así como un problema sanitario, social y económico de primer orden. Cómo prevenir el cáncer y el impacto de las desigualdades en el cáncer es uno de los temas que apasiona a Francisco Jorquera, jefe de Digestivo del Complejo Asistencial Universitario de León (Caule) y presidente del Comité Técnico de la Asociación Española contra el Cáncer en León. Con motivo del Día Mundial del Cáncer, celebrado el 4 de febrero, impartió en Astorga una charla en la que abordó esta problemática.
—¿Cuáles son las claves para la prevención del cáncer?
—La clave es una vida saludable, porque casi la mitad de los cánceres tiene que ver con factores de riesgo evitables, Las tres plagas del siglo XXI tienen que ver con la salud en general y con el cáncer en particular. Son el tabaco, el alcohol y la obesidad. A través de una vida saludable y evitando tóxicos y haciendo las campañas de prevención que marcan nuestras instituciones, podemos prevenir más de la mitad de los cánceres.
—¿Debería haber más inversión en prevención?
—Lo más barato siempre es prevenir. Pero no lo entienden nuestros políticos, no lo entienden nuestros administradores, porque no potencian las herramientas. El tabaco, el alcohol, la obesidad están en el top de las causas evitables de cáncer que conocemos perfectamente. Esto no es una opinión, son estudios contrastados a nivel mundial. Son factores de riesgo evitables. Con el tabaco, vimos que tras la pandemia hubo una prisa tremenda por volver a dejar fumar en las terrazas en algunas comunidades como la nuestra, en vez de aprovechar la prohibición previa de fumar en las terrazas como una práctica saludable dado que sabemos que los fumadores pasivos son la décima causa evitable de cáncer en nuestro medio. En el tema del alcohol, la permisividad en nuestro país es absoluta. Los americanos que vienen a España, alucinan con las facilidades que tienen nuestros jóvenes para consumir alcohol. Tenemos un problema tremendo con el alcohol a nivel transversal, no sólo de cáncer. Y la obesidad va a más porque comemos muy mal, comemos mucha comida basura que tiene un impacto muy importante en nuestra salud y que contribuye a aumentar diferentes tipos de cáncer que están entre los más frecuentes que padecemos.
—El tumor colorrectal tiene un programa de cribado del que León fue pionero. ¿Se podría hacer algo más para que participara más gente?
—Es un tumor fácilmente prevenible con el análisis de sangre en heces, pero no logramos superar el 40% de adherentes. Es inaudito. Claro que se podría hacer. Lo primero, un test más amigable. El test de sangre oculta en heces es un programa que es bueno, pero es mejorable desde la administración. En el País Vasco hay un 75% de adherencia. Allí los pacientes no tienen que pedir cita dos veces, uno para que le den el test y otra para llevarlo, como aquí. Allí les envían el test a su buzón y la gente lo entrega. No tienen que hacer más burocracia. Eso facilita. Pero además hay una labor social, que es seguir informando desde la administración y desde los médicos de familia porque es la herramienta más barata y más eficaz.
—¿Cómo se mide en resultados esa eficacia?
—Con solo la adherencia del 40% la caída de la incidencia del cáncer de colon en nuestra provincia es visible de una manera llamativa. Por lo tanto, esos esfuerzos son fundamentales. Pero tienen que ir parejos en mejorar los recursos de endoscopios de calidad y de endoscopistas. Porque si aumentas la adherencia y no aumentas las personas que pueden llevar a cabo las exploraciones, lo que haces es colapsar el sistema. En nuestra Comunidad el test de prevención del cáncer de colon se hizo con recursos cero y la demanda de endoscopias ha aumentado sin aumentar los recursos ni humanos ni materiales. Si se aumenta la adherencia se colapsa el sistema porque no se ha hecho ni una sola inversión. En otras comunidades, el programa se ha puesto en marcha aumentando los recursos.
—¿De qué cifras hablamos en León en cuanto a impacto de este test en la reducción de tumores colorrectales?
—En el área de salud de León, teníamos unos 400 casos de cáncer de colon anual y ahora estamos en alrededor de 300. Tuvimos una caída irreal en la época del covid por falta de diagnóstico (cayó un 25%) que luego se ha recuperado con peores estadíos después de la covid y estamos esperando las a las cifras de 2023 para ver cómo nos situamos, porque ya estamos al ritmo de diagnóstico precovid.
—Esta merma a 300 casos, ¿tiene que ver con el covid?
—No, no, es en relación con los datos de antes de empezar el test de sangre oculta en heces. Cuando empezamos el test alcanzamos el pico porque diagnosticamos muchos que hubiéramos tardado en ver de no ser por el cribado. Pero una vez que se estabilizó la cifra de tumores se ha reducido de manera real. Seguramente nos estabilicemos por debajo de los 300 anuales. Si la población hiciese el test diagnosticaríamos menos de 200 al año en el área sanitaria.
—¿Qué importancia tiene llevar a la población el mensaje de la población a través de estas chalas divulgativas?
—Los que van a escucharme son adherentes, no hay problema. Esos ya se hacen el test de sangre en heces. Los que no van son los que no se lo hacen. A la gente que va a las charlas les ‘contrato’ como agentes sanitarios para que transmitan en su entorno, con sus familiares y sus amigos, la importancia de la prevención con un test tan sencillo como el de sangre en heces, pero también con el test del papiloma, con las mamas... los programas de prevención son fundamentales porque ahorran dinero, no sólo ahorran vidas. Los cánceres que no prevenimos nos cuestan mucho más, en vidas y en dinero, en hospitalización, tratamientos, cirugías. La prevención en cáncer ahorra muchísimo dinero.
—¿Qué impacto tienen las desigualdades sociales y económicas en el cáncer?
—El impacto de las desigualdades en el cáncer es muy importante. El código postal también influye en la posibilidad de tener un cáncer. En Madrid, los 18 distritos más pobres son los que más establecimientos de comida basura tienen alrededor de sus colegios. El barrio de Salamanca tiene más esperanza de vida que Vallecas y Pozuelo de Alarcón, que es el municipio con más renta per cápita, tiene seis años más de esperanza de vida que La Línea de la Concepción. En Sevilla, una vía de tren separa el barrio de Barmis de las 3.000 viviendas. Por un lado, tienes una mortalidad por todas las causas, incluido el cáncer, por debajo de la media nacional y en el otro una mortalidad disparada por todas las causas, incluido el cáncer. Una simple vía de tren separa dos sitios donde las vidas son completamente distintas. En un lado, zonas verdes y piscinas y en el otro lado, drogas, alcohol, sida... Pasa en España, no sólo en África. Hay gente que nace condenada a todo. Por eso digo que el código postal influye más que el código genético en la expectativa de vida, también en la educación, en la criminalidad, en el acceso a drogas. Esto es algo que a nadie le importa y la desigualdad se ha disparado en los últimos años hasta un 30% en España. Eso tiene impacto en la educación, la cultura, el desarrollo personal de las personas y en la salud. Podría parecer que la obesidad es un problema de ricos porque puedan comer más, pero no, es un problema de pobres, porque comen mucha comida basura.
—¿Quiere decir que la vida saludable no está al alcance de cualquiera?
—Claro, hoy en día comer saludable en este país no se lo pueden permitir muchos ciuda- danos. ¿Quién puede tomar to-mates, aceite de oliva? España es uno de los países de la Unión Europea donde más han crecido las desigualdades desde la crisis de las hipotecas. Eso lo pagamos con salud y lo pagan los pobres. La falta de inversión en sanidad pública que ha habido entre los años 2010 y 2020, diez años, con diez mil millones por año, ha supuesto quitar cien mil millones de euros en recursos humanos y materiales. La sanidad y los hospitales han envejecido porque esos 100.000 millones de euros no se han utilizado en recursos. Las plantillas han envejecido y no se han repuesto. Se ha empezado a invertir un poco más en los últimos años, en que recuperamos la universalidad de nuestra atención sanitaria. La gestión está en manos de las comunidades autónomas y llama la atención que comunidades tan ricas como Madrid y Cataluña, son de las que menos invierten en sanidad pública. Otra cosa es como se desvían recursos públicos para instituciones privadas favoreciendo un modelo dual que acrecenta las desigualdades. La desigualdad es un problema terrible en el cáncer. Las personas que tienen lejos de donde viven zonas de diagnóstico o tratamiento se benefician menos, las personas que tienen menos cultura sanitaria acuden menos a los sitios donde pueden ayudarles, las poblaciones vulnerables no entran en los ensayos clínicos, como pasaba hace años con las mujeres cuando se investigaba el riesgo cardiovascular. Por ello, la conclusiones de esos estudios no valen para estas comunidades marginales que no forman parte de las dianas de la investigación.
—¿En León se nota menos esa desigualdad?
—Claro que se nota, pero somos pocos, no hay industria, hay mucho funcionario y mucho pensionista y es todo más homogéneo. En Castilla y León, en general, se nota menos porque no tiene actividad. Y lo mismo sucede en León. Se nota menos porque hay menos poblaciones marginales. En Madrid es brutal. León es cada vez más un pueblo grande. El Húmedo funciona sábado y domingo.
—Como presidente del Comité Técnico de la Asociación Española contra el Cáncer en León. ¿Qué es lo que más valora de esta entidad en la lucha contra el cáncer?
—Me impresiona el papel del voluntariado. Hacen una labor impresionante en el Hospital. Dan compañía y tranquilidad, son un complemento insustituible a la labor de los profesionales. La asociación tiene psicólogos y recursos que son gratis para cualquiera. Hay inversión en investigación y el apoyo a los pacientes está cada vez más estructurado. A mí me ha sorprendido gratamente porque antes era algo diferente. Es importante que la gente conozca su labor. Por eso hemos hecho una sede a pie de calle, muy amigable, que no repele y no frena a entrar. Lo que se intenta es que la gente acuda a pedir ayuda y comparta.