Diario de León

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Una leyenda de La Asunción

Magdalena Alonso Clemente se jubila tras 47 años como secretaria del colegio

Magdalena Alonso Clemente, la ‘súper’ secretaria del colegio La Asunción, se jubila después de 47 años. DL

León

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Magdalena Alonso Clemete empezó como alumna del colegio La Asunción, se convirtió en secretaria del centro con tan solo 18 años y se jubila este viernes después de 47 años de servicio. Otras tantas generaciones han pasado por los miles de documentos que ha manejado en tan dilatada trayectoria profesional.

La comunidad educativa va a echar de menos sus buenos días y su sonrisa permanente, además de un estilo de trabajo metódico y concienzudo que rayó siempre la perfección, según ha dejado constancia el testimonio de exalumnos en el homenaje que le han brindado en la revista escolar.

Magdalena Alonso empezó a trabajar en la secretaría del colegio La Asunción en 1977. Desde entonces, salvo la de maternidad, no ha tenido ni una baja laboral. La alegría de vivir ha acompañado a una salud que ella cultiva con ejercicio físico y optimismo vital. Siempre dispuesta a emprender una ruta de senderismo y a descubrir y apreciar nuevos paisajes en la provincia leonesa, ahora emprende una nueva ruta en su vida tras casi cinco décadas de dedicación y entrega al trabajo. El viernes recibe el homenaje de la comunidad educativa por su brillante trayectoria y su talla humana.

Cuando terminó el bachillerato, salió a estudiar secretariado y «con tanta suerte que quedó la plaza libre y me quedé allí». En estos 47 años ha dado los buenos días a cientos de niños y niñas y su trabajo se ha adaptado a los cambios tecnológicos. Aunque los papeles no han desaparecido, atrás quedaron la máquina de escribir y las primeras fotocopiadoras que dieron paso a las impresoras, fotocopiadoras y multicopistas, y por supuesto al ordenador.

Atenta con las familias, con el alumnado, con el profesorado. Cualquier duda que hubiera que solucionar, Magdalena está dispuesta a escucharla y a solventarla. Su buen carácter y su amabilidad son dos cualidades que destacan compañeras que la conocieron desde que pasó de ocupar un pupitre en el colegio hasta que se puso detrás de la mesa de la secretaría.

Impecable en el trato y en la presencia, por su elegancia en el vestir y el saber estar. «Una profesional de los pies a la cabeza», señala una profesora jubilada que también la tuvo de alumna. Magdalena «es incombustible», «una institución para padres, madres, alumnos y profesores», dice otro compañero.

Una leyenda de La Asunción. «Hablar de La Asunción de León es hablar de Magdalena y viceversa, porque la huella que ha dejado esta mujer es enorme. Es nuestra referencia cuando entramos cuando entramos por la puerta, sin excepción, repitiendo un buenos días Magdalena cual ritual con el que iniciar nuestra jornada». «Pendiente de que no faltase nada, generosa, cercana y paciente», añade la reseña en el anuario del colegio. Para ella, el colegio de La Asunción «ha significado mi vida», dice con emoción. «Allí me crié y crecí. Me siento privilegiada por haber podido desarrollar mi trabajo en un centro educativo y que fuera un centro de La Asunción».

«El recuerdo de niña es muy bonito, estuve rodeada de gente buena y mucho cariño» y ahora que se va siente que deja allí «una vida, muchísimas vivencias y cariño». Un lugar donde «he superado todo», admite.

Magdalena Alonso, que no ha faltado un solo día a trabajar, se ha pedido el viernes libre para celebrar su despedida. Aún no se cree que dejará el colegio después de 47 años. «Me da pena», asegura. Aunque sabe que una vida nueva le está esperando, con sus dos nietas, su afición por el senderismo y el sueño de hacer ese viaje pendiente a Nueva York.

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