Diario de León

La alegría, cómo tenerla presente

El 1 de agosto es el Día Mundial de la Alegría, pero ¿cuánto sabemos sobre esta emoción? Psicólogos y científicos han estudiado tanto su origen como las circunstancias personales y del entorno que provocan sentirla o dejar de hacerlo

Entre las emociones básicas, la alegría brilla con luz propia por su carácter positivo.

Entre las emociones básicas, la alegría brilla con luz propia por su carácter positivo.EFE

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Carmen Jiménez

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Que la alegría es una emoción básica, quedó claro para todos los públicos en la multipremiada película de Pixar, `Insideout´ (Pete Docter, 2015). Encarnada en una figura pizpireta, semejante a un hada, Alegría comparte espacio en la psique de una niña, junto a la tristeza, el miedo, la ira y el asco.

El espectador aprendió con esta historia, si no lo sabía antes, que estas emociones básicas son intrínsecas al ser humano y no se puede sustraer a ellas. Que predominen unas u otras, dependerá de diferentes factores, pero las circunstancias, y conseguir una adecuada conexión con uno mismo, parecen definitivas para lograr gestionarlas.

Para la realización de esta película, el equipo consultó a psicólogos y neurólogos que aportaron la base científica sobre la que se construyó la historia.

Si a día de hoy, la ciencia acepta estas cuatro emociones básicas, consideradas comunes a todos los seres humanos, es gracias a la aportación realizada por el psicólogo estadounidense Paul Ekman, a raíz de las investigaciones que llevó a cabo en los años 60. Estudiando fotografías de personas de culturas diversas, Ekman concluyó que compartían expresiones faciales idénticas, que se correspondían con respuestas automáticas ante determinadas situaciones, es decir manifestaban una emoción.

En las propias palabras del psicólogo: “Nosotros experimentamos las emociones como nos suceden, no como las hemos elegido”. Y esto ocurre así porque, según Ekman, son respuestas que se derivan de nuestro pasado evolutivo.

Entre las emociones básicas, la alegría brilla con luz propia por su carácter positivo. En la película de Pixar esta emoción es la predominante en la niña protagonista y lucha en el transcurso del metraje por no dejar de serlo.

Según Beatriz Álvarez, psicóloga sanitaria, la alegría viene definida como “un estado subjetivo de agrado, apertura, expansión (conexión) y buena sintonía hacia algo de nuestro mundo externo o interno. La alegría de vivir nos vincula al mundo, sintiéndolo como acogedor. Estamos vinculados y abiertos a resonar en buena sintonía con nuestro entorno humano y material”. Y añade: “Los niños son, siempre que nada lo trunque, naturalmente alegres.” Lo que demuestra el carácter consustancial de esta emoción al ser humano.

Soledad García Parajuá, psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica de Madrid (APM) profundiza: “La vida mental, en su origen, está regida por dos principios fundamentales y antagónicos: principio de placer y principio de realidad, que se cristalizan en los primeros meses de vida. Según el primero, el sujeto se encamina a la búsqueda de vivencias que le proporcionen placer y a su vez, evita aquellas que proporcionen displacer”.

La mirada de la película `Insideout´ lleva al espectador a los cambios que la protagonista experimenta al ir abandonando la infancia, para adentrarse en la pubertad y la confusión que este hecho conlleva. Un momento en que el resto de emociones van alineándose en importancia con la alegría, sin que unas sean opuestas a otras y mostrando cómo esta necesaria convivencia en la psique, lleva al tan ansiado equilibrio emocional.

“Quizá nuestra intuición popular nos sugiera que el opuesto de la alegría es la tristeza. Pero en realidad el antónimo de la alegría, se acerca más al concepto de amargura, como estado subjetivo de desagrado, cerramiento, repliegue (desconexión) y falta de sintonía hacia algo de nuestro mundo externo y/o interno. No nos sentimos acogidos por la vida. Nada de lo que sucede a nuestro alrededor nos resuena en nuestro interior. Nuestro estado corporal es de repliegue y cierre: la relación con el mundo es muda, distante, fría...”, comenta Beatriz Álvarez.

Cuando esto sucede, y en el transcurso de la vida sucede y mucho, ¿cómo es capaz de gestionarlo el ser humano? La neurocientífica Nazareth Castellanos aporta, desde su disciplina, una técnica de gestión de las emociones que tiene que ver con la consciencia del propio cuerpo: “El cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta. Aprendamos a reconocer las emociones en nuestro propio cuerpo. ¿Dónde está la alegría? ¿Dónde está el enfado?”.

La alegría es necesaria.

Según Nazareth Castellanos, cada persona siente estas emociones en un lugar: un pinchazo en el estómago, la garganta atenazada. Una vez identificada la emoción en el cuerpo, será mucho más fácil gestionarla.

Esta aproximación a la emoción de la alegría por parte de la ciencia y la psicología, lleva a un conocimiento y una reflexión que nos identifica mejor como género humano. El sentir de las emociones, según el equilibrio de la psique alcanzado por cada uno, y su gestión, si bien es una tarea personal, parece regirse por códigos comunes.

“La alegría es necesaria para soportar el peso de la vida, conlleva una capacidad simbólica que es lo que nos hace humanos. Podemos concluir que cada vivencia de alegría evoca la capacidad para tener acceso a la vivencia placentera. La alegría es señal de superación de los conflictos internos. No en vano, en el curso de las terapias los pacientes manifiestan, a menudo, que se van sintiendo más contentos y alegres que cuando comenzaron el proceso”, concluye la psicoanalista Soledad García Parajuá.

Y como recomendación final, a modo de unos “primeros auxilios” para quienes estén intentando recuperar esta tan ansiada emoción, la psicóloga Beatriz Álvarez indica: “La alegría para ser sentida y vivida ha de ser genuina y ha de surgir espontáneamente: no se busca como fin, no se pretende. El fin en sí mismo son aquellas cosas que tú sabes que te sientan bien. No conviertas a la alegría ni mucho menos a la felicidad en un objetivo, porque ahí está la clave del fracaso, y la infelicidad. Simplemente vuelve a la esencia de aquello que tú intuyes que te hace sentir vivo”.

Sentir la emoción de la alegría se puede convertir así, en un verdadero motivo de celebración. Ya que indica equilibrio, bienestar, armonía y una definitiva reconexión con uno mismo.

Tenerlo presente es lo que pretende el Día Mundial de la Alegría que se celebra cada primero de agosto. Propuesto por Alfonso Becerra, activista cultural colombiano, en un Congreso de Gestión Cultural celebrado en 2011 en Santiago de Chile, la iniciativa caló en diversas organizaciones, haciéndose realidad y festejándose de manera activa, desde 2012 en países como México, Colombia, Chile, Venezuela, Argentina, Honduras y Bolivia.

Si las circunstancias lo permiten, la alegría puede ser un gran faro, como manifiesta el personaje que representa a esta emoción en la película `Insideout´: “No te preocupes, yo me encargaré de que mañana sea otro gran día”.

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