Hay que cambiar el «pienso, luego existo» por el «siento, luego...»

La vieja sentencia cartesiana de pienso, luego existo, se ha transformado en otro pensamiento más moderno, el de «siento luego existo». En tres palabras se quiere llamar la atención sobre la importancia de las emociones pues, como decía Öhman, «son esenciales en la existencia del ser humano». Carmen Requena cita a este autor y a otros como Antonio Damasio para defender la idea de que las emociones pueden ser determinantes en la salud de las personas y, en concreto, de ese sector de la población cada menos homogéneo que se conoce como tercera edad. «Nacemos de un sentir, antes del ser es el sentir». La utilización del componente emocional en programas de entrenamiento de memoria es muy reciente y se debe, en parte, a la aplicación pionera de este trabajo en programas terapéuticos de trastornos más severos, como el alzhéimer. «Estas personas, en las fases de más deterioro, pierden todas sus funciones cognitivas, porque los afectos quedan como el último residuo de su conocimiento», explica Carmen Requena. La neuropsicóloga dirige esta semana en Ponferrada un curso de verano de la Universidad de León que pretende mentalizar a las personas mayores de la necesidad de dar cobertura a este ámbito de la salud para mantener más calidad de vida. Requena subraya que algunas personas corren el riesgo de llegar a un proceso degenerativo por falta de estimulación ambiental por lo que anima a la demanda de entrenamiento.