Si te medicas no conduzcas

Los últimos estudios realizados en nuestro país confirman que el consumo de fármacos es la causa directa de más del 5% de los accidentes de tráfico que se producen. Somnolencia, mareos, euforia o visión borrosa son los desencadenantes del siniestro, según confirman estos informes. Un estudio realizado por la Universidad de Valladolid, en colaboración con la Dirección General de Tráfico, asegura que el 17 por ciento de los conductores se está medicando, sin tener en cuenta en muchos casos la influencia que los efectos secundarios de los medicamentos pueden tener en su reacción al volante. Además el 76% relata no haber tenido ninguna explicación médica sobre la influencia que los principios activos que toma pueden tener al conducir. Además, existen determinadas patologías con las que está desaconsejado conducir ya que en un momento determinado pueden provocar una situación peligrosa al volante. Ataques de epilepsia, temblores causados por el Parkinson, alergias que causan continuos estornudos o problemas cardíacos son las más conocidas pero no las únicas enfermedades que llevan a aconsejar dejar aparcado el vehículo en casa. La apnea del sueño, que genera pérdidas de la respiración durante la noche y, por tanto, una falta de descanso causa una buena parte de los accidentes de tráfico. Las personas con apnea tienen, según los estudios realizados, hasta seis veces más posibilidades de tener un accidente de tráfico debido a quedarse dormidos al volante. Las estadísticas efectuadas tras autopsias en conductores revelan que más de un 2% habían tomado fármacos antes de conducir, no obstante un cifra muy baja comparada con los conductores muertos al volante que habían ingerido alcohol, verdadero peligro al volante. Prácticamente la mitad de los conductores fallecidos en accidente habían tomado alcohol, drogas u algún fármaco antes de ponerse al volante. Una guía editada por la Dirección General de Tráfico, que recoge un amplio estudio sobre la enfermedad y el volante, determina que más del 77% de los conductores no confirmaron todas las patologías que padecían a la hora de sacar o renovar su carné de conducir, que más de seis de cada diez pacientes no dijeron por ejemplo que padecían una grave enfermedad degenerativa y que casi el 40% de los pacientes con Alzhéimer no superarían un nuevo examen, pero siguen conduciendo. Asimismo, esta guía confirma que cuatro de cada diez pacientes que no están habilitados para conducir están conformes con esta idea y que apenas el 3 por ciento de los pacientes con enfermedades que imposibilitan o desaconsejan la conducción dejan los vehículos en casa por su propia voluntad. El prestigioso cardiólogo español Valentín Fuster reconocía hace unos meses en una entrevista que a lo largo de su trayectoria profesional ha pedido la cancelación de más de setenta permisos de conducir de otros tantos pacientes a quienes, pese a pedir reiteradamente que dejasen de conducir, no pudo impedir sacar sus vehículos. En España, no obstante, no existe esa costumbre entre los médicos salvo en casos de patologías psiquiátricas en las que los tratamientos tienen una influencia más conocida en los efectos al volante. El simposio sobre medicación y conducción, celebrado el pasados mes de enero en Madrid, puso de manifiesto que mientras en España apenas se retiran permisos por problemas médicos, en el Reino Unido en sólo un año se pueden eliminar las licencias de más de 18.000 conductores por conducir bajo los efectos de los medicamentos; en nuestro país no se realizan test de consumo de drogas, salvo el alcohol, ni a accidentados ni ante infracciones de tráfico y eso pese a que a algunos antihistamínicos pueden tener el mismo efecto al volante que una tasa de alcohol de 0,8 gramos en sangre. Los datos allí explicados son obvios. Algunos medicamentos limitan hasta en un 40% la capacidad para reaccionar al volante.