INCIDENCIA
Prevención desde el embarazo Infección, traumatismo y herencia
El problema de la hipoacusia precisa ser tratado de manera integral, para lo que se inicia la prevención desde el embarazo. Los consejos para las futuras madres pasan por evitar infecciones y el consumo de medicamentos tóxicos, exposición a las radiaciones, vacunación correcta (triple vírica), controles periódicos durante la gestación y una correcta asistencia en el parto. La prueba consiste en los siguiente: 1 Detección precoz en el primer mes de vida . 2 Acceso a la fase de diagnóstico a los tres y seis meses y seguimiento de todos los casos detectados en los niños en la primera prueba hospitalaria realizada. 3 Deberán existir profesionales responsables del programa que realizará la primera prueba al nacimiento, antes del alta. Si por algún motivo no es posible realizar la prueba antes del alta se realizará antes de quince días. 4 Los padres recibirán información oral y escrita previa a la prueba. 5 Los resultados de las pruebas se registrarán en el Documento de Salud Infantil. 6 El tiempo necesario para la realización de los PEATC a los recién nacidos es de 8 a 20 minutos. El niño no sentirá dolor ni malestar al ser evaluada su audición. 7 El PEATC son suaves sonidos que se presentarán con pequeños auriculares. Tres electrodos recogerán la respuesta del cerebro frente a la presencia de sonido. 8 El programa abordará el cribado (la selección de los niños sanos para identificar a los que puedan padecer alguna enfermedad), el diagnóstico y el tratamiento multidisciplinar tanto médico-quirúrgico como ortoprotésico y socioeducativo El cribado se realizará antes del mes de vida, el diagnóstico a los tres meses y el tratamiento a los seis meses. Es importante tener en cuenta aquellos factores de riesgo de hipoacusia en los que la aparición puede ser tardía o ser de carácter progresivo. Entre estos factores destacan la infección por citomegalovirus, meningitis bacteriana, traumatismo craneoencefálico, historia familiar de hipoacusia y exposición a ruido y tóxicos. En los recién nacidos (hasta los 28 días de vida), los factores de riesgo son cualquier enfermedad que requiera ingreso durante más de 48 horas, historia familiar de pérdida auditiva desde la infancia, anomalías craneofaciales e infección intrauterina por citomegalovirus, rubéola, sífiles, herpes o toxoplasma. En los lactantes y niños hay que tener en cuenta la historia familiar; indicadores específicos como hiperbilirrubina; hipertensión pulmonar persistente en el recién nacido asociada a ventilación mecánica y condiciones que requieran el uso de oxigenación mediante membrana extracorpórea; enfermedades neurodegenerativas como el síndrome de Hunter o neuropatías sensori-motoras tales como la ataxia de Friederich y el síndrome Charcot-MarieTooth, así como traumatismos. «Con la pérdida de la audición se cierra la más grande de las ventanas abiertas al mundo por donde penetra la cultura, la sociabilidad y la inteligencia» SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL Premio Nobel de Medicina en 1903