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Un chequeo a la salud del feto

En el 2003 se practicaron en el Hospital de León 511 amniocentesis que destaparon un 0,6% de alteraciones cromosómicas, una de las más comunes es el síndrome de Down

Publicado por
Carmen Tapia - león
León

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Los especialistas esperan que dentro de aproximadamente seis años esté implantada una prueba en todos los hospitales por la que mediante un análisis de sangre a la embarazada se puedan detectar malformaciones fetales. Así lo cree el ginecólogo Celso García que espera que la amniocentesis, la única prueba que es capaz de detectar el 100% de las alteraciones cromosómicas, «pero es una técnica invasiva», desaparecezca en un futuro para dar paso a otras técnicas más seguras para el feto. En el año 2003 se practicaron en el Hospital 511 amniocentesis que destaparon un 0,6% de patologías, la más frecuente el síndrome de Down. Hasta febrero de este año se han realizado 135 amniocentesis que han detectado un síndrome de Down (trisomía 21), otro de Patau (trisomía 13) y otro de Edwards (trisomía 18). Todos son defectos cromosómicos «algunos son incompatibles con al vida», asegura el doctor García. Los riesgos Sin embargo, la práctica de esta prueba tiene un riesgo. Un 1% de las amniocentesis acaban en aborto. «Es una prueba invasiva que consiste en extraer líquido amniótico para analizar las células. ¿Por qué no se hace a todas las embarazadas? porque provocaríamos seis abortos de fetos sanos por cada síndrome de Down detectado y esto es una cifra inaceptable. Por eso hay que seleccionar bien a las pacientes de riesgo». La amniocentésis es un procedimiento médido simple, usado para obtener una muestra pequeña del líquido amniótico que rodea al feto. Se realiza en el segundo trimestre de embarazo (por lo general entre la semana 15 y 18). Está recomendada a las embarazadas de más de 35 años, con un hijo o embarazo anterior con un defecto congénito y como consecuencia de sospechas en pruebas de diagnóstico. La amniocentesis se realiza introduciendo una aguja delgada en el útero para extraer una muestra del líquido que rodea al feto. Durante el procedimiento, la mujer está acostada en una mesa. Se le desinfecta el abdomen con una solución de yodo, y el médico, guiado por ultrasonido introduce una aguja delgada que penetra el abdomen y el útero. Cinco minutos de prueba y 24 horas de reposo. Si surgen problemas son inmediatos. «Como consecuencia de la amniocentesis a veces se rompe la bolsa que protege al niño, que es lo que provoca el aborto», sostiene García. Incluso en estos casos hay ocasiones en que se salva el embarazo con la recuperación del líquido y el cierre del orificio rasgado, «entonces el embarazo sigue». El Hospital lleva diez años practicando esta prueba a las embarazadas de León. El líquido amniótico rescatado del últero de la madre es enviado a un laboratorio citogenético para un análisis cromosómico. El Hospital de León envía las muestras a un centro concertado en Barcelona. Los resultados tardan aproximadamente tres semanas. Las células que son depositadas en el líquido amniótico por el feto en crecimiento son separadas y cultivadas en pequeñas cajas de vidrio. Se obtienen preparaciones de cromosoma y se examinan bajo un microscopio buscando anormalidades de número o de estructura. Un par de cromosomas, los sexuales, determina el sexo del bebé. La hembra tiene dos cromosomas X, mientras que el varón tiene un cromosoma X y otro Y. Los resultados de la amniocentesis siempre revelan el sexo del bebé.