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El proyecto Roma se propone construir un concepto de inteligencia que reconoce las diferencias

Un método basado en fotos facilita el aprendizaje a niños con trisomía 21

Fapa León organiza una jornada para divulgar el proyecto Roma entre familias y profesionales

Una imagen de archivo de un collage con niños con síndrome de Down para una exposición

Publicado por
Ana Gaitero - león
León

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Un grupo de investigadores de diferentes disciplinas iniciaron simultáneamente en Roma y en Málaga, hace 14 años, un trabajo cooperativo para indagar en los procesos cognitivos y metacognitivos de las personas con síndrome de Down o trisomía 21. Miguel López Melero, Nicola Cuomo, Giorgio Albertini y Gianni Biondi, expertos en didáctica y neurofisiología, trabajan codo con codo con familias, mediadores y mediadoras y profesionales de la educación. Este proyecto que en España se denomina Roma y en Italia, Málaga, en homenaje a las dos ciudades donde opera la investigación será presentado este fin de semana en León en una jornada organizada por Fapa León. Su objetivo es «contribuir en la construcción de una nueva teoría de la inteligencia que parte del reconocimiento de las diferencias (no de las desigualdades) entre los seres humanos», subraya López Melero, catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga. Lejos del concepto clásico que ve en la inteligencia una capacidad innata y de carácter universal independiente del contexto cultural, su teoría de la inteligencia «se inclina más por una neurología del desarrollo de los procesos cognitivos y metacognitivos». El uso de la fotografía es una de las estrategias de anticipación del aprendizaje que utiliza el proyecto Roma para enseñar a leer a niños y niñas excepcionales, como los nacidos con Síndrome de Down, porque uno de los ejes fundamentales de su filosofía es «saber despertar la emoción por comunicar y no por corregir. El corregir viene después de despertar la emoción por hablar», precisa. Se encargó a los padres y madres que hicieran fotografías de distintos ámbitos y actividades, como si fueran recogiendo trozos de la vida real de esas familias. Con ellas realizaron un libro-bloc y familias y profesorado recibieron instrucciones de cómo utilizarlas según los temas y procesos cognitivos a desarrollar. La utilidad de lo cotidiano Así fue como los niños y niñas empezaron a diferenciar su nombre del de su amiga, distinguir su ropa de la de sus hermanos, preparar la ropa y las cosas necesarias para salir; lo que se hacía por las mañanas, por las tardes o por la noche; cómo se prepara una comida. «Hemos trabajado situaciones de simulación desarrollando la imaginación a través de cuentos que se inventaban con motivo de las fotografías», aclara el profesor. La fotografía se utiliza, de esta forma, para introducir a los niños y niñas con trisomía 21 en la «resolución de problemas sencillos de la vida cotidiana. Autonomía personal El Proyecto Roma aboga por la educar pensando en la autonomía personal de cara a la edad adulta y proveer de oportunidades adecuadas a cada persona con Síndrome de Down, respetando sus modos y ritmos de aprendizaje. Admitir, como proponen, que las personas con síndrome de Down son «diferentes, pero no desiguales» «exige cambiar nuestros modos de relacionarnos con ellas» y desechar la idea de que son enfermos. «Este concepto de autonomía va unido al de dignidad y ésta no es un concepto abstrato, sino concreto, tiene nombre y apellidos».

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