Diario de León
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El psiquiatra Enrique Rojas (Granada, 1949) vuelve al ruedo ibérico para tomarle el pulso a una sociedad que califica de «neurótica, despersonalizada y vitalmente enferma». Esta vez lo hace con un ensayo que define como «una cartografía sobre el mapa de la afectividad». Catedrático de psiquiatría de la Universidad Complutense, Rojas cree que el hombre del siglo XXI huye de los lazos sentimentales. «Se persiguen relaciones rápidas e indoloras; se huye del amor por miedo, por inseguridad y, como consecuencia de ello, por inmadurez». En este libro hace una curiosa taxonomía de los afectos. Habla de los amores eólicos, del síndrome de amaro, del síndrome del penúltimo tren y de otros anómalos comportamientos. Los humanos son, este sentido, seres muy complejos. «La felicidad consiste en la administración inteligente del deseo. La felicidad es un estado de ánimo donde tú estás contento porque hay un buen balance entre lo que te propones y lo que consigues», afirma. Pero, ¿qué es un amor eólico? «Eolo, en la mitología griega, es el dios del viento. Los amores eólicos son amores transitorios. Funcionan durante una temporada y luego se desechan». El síndrome del penúltimo tren es más o menos esto: «El hombre le dice a su mujer: «Te quiero mucho, pero no estoy enamorado de ti; vales horrores, pero no eres divertida; eres buena madre, pero me cansas»... Se da mucho en hombres entre 40 a 60 años». Aunque se da también entre mujeres, éstas «no tratan de justificarse. No utilizan un lenguaje tan florido. El hombre es más errático, hasta con el lenguaje». Rojas defiende que son «más completas. Tienen más espíritu de sacrificio. Abarcan un radio de actividades, tanto en el plano doméstico como profesional, más amplio que el hombre». Título: Los lenguajes del deseo. Claves para orientarse en el laberinto de las pasiones. Editorial: Temas de Hoy

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