Diario de León

La obsesión por la perfección

Los enfermos de anorexia buscan la perfección en la vida, son exigentes y quieren ser aceptados por los demás

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Carmen Tapia - león
León

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El Hospital de León no dispone de ninguna unidad específica para el tratamiento de los trastornos de la alimentación como la bulimia y la anorexia, servicio que se puso en marcha hace unos años y desapareció ante la imposibilidad de que un sólo psiquiatra pudiese atender a todos los casos. Como solución se optó por disgregar la atención. Los niños menores de 18 años que sufren este trastorno son atendidos en psiquiatría infantil y los mayores de esta edad (que son la mayoría) son controlados desde las distintas unidades de salud mental. «Es una patología psiquiátrica y para los especialista no hay distinción con otros trastornos mentales, sin embargo la sociedad sí ha hecho diferencias y considera que estos enfermos tienen que estar tratados en unidades diferentes». El psiquiatra que atiende estos casos, Enrique Ortega García, reconoce que hacen falta medios para atajar una enfermedad que se cura completamente en el 50% de los casos, se cronifica en un 20% y un 30% sufre recaídas a lo largo de su vida. El rasgo que define a los enfermos de anorexia es el deseo de conseguir la perfección, «son enfermos que tienen un carácter dependiente, miedo al fracaso y buscan la aceptación de los demás a través de su físico. Piensan que si pueden controlarse a través de su cuerpo conseguirán triunfar en todos los demás aspectos. Éso es lo que acaba buscando la anoréxica», afirma Ortega. Este especialista asegura que cada vez son menos frecuentes en las consultas los casos de anorexia «pura», «principalmente porque se diagnostica antes el trastorno y se ponen soluciones. Este tipo de anorexia se basa en restringir cada vez más, es treméndamente rígida». Los casos que los especialistas ven ahora en las consultas son formas mixtas que combinan varios síntomas: anorexia y bulimia, problemas afectivos y trastornos de personalidad «no cumplen los requisitos de la anorexia pura nerviosa», asegura Ortega. Vigilancia imposible En un primer momento los síntomas suelen pasar desapercibidos para los padres, que no pueden controlar a sus hijos las 24 horas del día. «Los padres creen que sus hijas se comen el bocadillo cuando en realidad lo que hacen es tirarlo a la basura cuando salen de casa. Eso no lo puede controlar un padre, que se alarma cuando ve a su hija perder peso sin ninguna razón aparente». Otros síntomas Además de la inapetencia, los síntomas que hacen sospechar de la existencia de una anorexia son la práctica de ejercicio en exceso, comer de pie, desmenuzar la comida y esparcirla por la mesa para que parezca que ha comido algo, aumentar las caminatas para trasladarse de un lugar a otro, la realización de abdominales constantes, ausencia de reglas, cambio de humor y alteración de sus conductas sociales. Señales que hacen sospechar a los padres de que algo no funciona bien.

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