Las campañas, contraproducentes
Los efectos de las campañas de concienciación pueden ser contrarios al deseado. Así lo explica Ortega García que considera que los resultados son controvertidos y se corre el riesgo de psiquiatrizar a toda la población. «Hay estudios donde se demuestra que los casos aumentan tras haber informado a la población, como que se hubiese incitado». Ortega sostiene, sin embargo, que las campañas deberían estar dirigidas a los especialistas de atención primaria, como los pediatras «para que tengan más facilidad a la hora de reconocer determinadas patologías, que puedan servir de filtro. La prevención tiene que estar en atención primaria y en los colegios». A estas edades, quienes más tiempo comparten con los chavales son los educadores, y son ellos lo mejor situados para detectar cualquier síntoma anormal que haga sospechar de la existencia de un trastorno. Este especialista aconseja a los padres no obsesionarse con algunos síntomas, «tanto en el caso de la anorexia como en la hiperactividad de los niños hay muchos síntomas que se confunden. Todos los niños son inquietos y por eso no son hiperactivos y, de la misma manera, en mayor o menor medida las adolescentes se cuidan sin que por eso tengan anorexia». Páginas web En los últimos días, la clausura de varias páginas web en las que se ofrecían consejos a los enfermos de anorexia y bulimia para burlar la vigilancia de los padres y de los medicos ha generado una gran alarma social. Pero este hecho no sorprendió en absoluto a los profesionales y a las asociaciones que se enfrentan desde hace años a este problema y que vienen denunciando habitualmente la falta de recursos que padecen. Lo cierto es que los problemas de desatención a los enfermos de bulimia y anorexia son mucho más acusados en las fases iniciales de la enfermedad, cuando resulta difícil de detectar para los no iniciados. Hasta que se diagnostica la enfermedad pasa además un período muy complicado para las familias, que no saben muy bien a quién recurrir. Las dudas surgen sobre cuándo acudir al médico; las cifras dicen que hasta el 20% de las adolescentes corren el riesgo de padecer anorexia o bulimia, aunque sólamente una mínima parte desarrolla la enfermedad.