La jubilación, pendiente
Cuarenta trabajadores de Aspace, treinta de ellos voluntarios, atienden a 72 personas con parálisis cerebral con edades comprendidas entre los tres y los setenta años
La asignatura pendiente en la atención a las personas con parálisis cerebral es la jubilación. Con los nuevos tratamientos y las técnicas de recuperación psicomotriz ha aumentado la edad de superviviencia de las personas que tienen este problema neurológico. Una vez terminadas las distintas fases de su rehabilitación, que pasan por las terapias en el aula infantil hasta el centro ocupacional para el aprendizaje de los gravemente afectados comienza una etapa en la vida de los enfermos con parálisis cerebral que está por resolver para la integración total en la sociedad de estas personas. Aspace León atiende actualmente a 72 personas con edades comprendidas desde los tres a los 58 años. Cuarenta profesionales se ocupan de la rehabilitación de los enfermos que, si trabajan su psicomotricidad, consiguen que la enfermedad no sea progresiva. La parálisis cerebral es una lesión permanente que se produce en el cerebro, que afecta al tono, a la postura, al movimiento y al habla. Este daño o lesión cerebral se suele producir durante el embarazo, en el momento del parto (por aporte insuficiente de oxígeno a las células de la corteza cerebral, causa más frecuente) o en los primeros años de vida, aunque también puede producirse a lo largo de la vida al sufrir un accidente. Las causas de esta enfermedad han cambiado con los años y actualmente la deficiente atención al parto ha dejado de ser uno de los principales motivos de lesión, y ha aumentado la incidencia por traumatismos e infecciones postnatales. Tres de cada mil personas padece la enfermedad. En algunos casos pueden presentarse trastornos asociados: deficiencia intelectual, convulsiones o ceguera. Para atender a estas personas Aspace dispone de centros de día, residencia, agrupación deportiva y un centro ocupacional. Evitar riesgos Decenas de ciudadanos que están a punto de comenzar sus vacaciones veraniegas o ya las han iniciado jamás olvidarán el verano de 2004. Zambullirse imprudentemente en una superficie acuática de escasa profundidad, sufrir un accidente de tráfico sin llevar puesto el cinturón de seguridad o cruzar una calle de forma distraída son situaciones que cambiarán la vida a más de uno. Una silla de ruedas en el mejor de los casos o una cama en el peor será su destino y tendrán que aprender a valerse y a olvidarse de volver a utilizar las piernas hasta que las investigaciones neurológicas descubran cómo reparar esta lesión.