El 50% de acogidas por malos tratos necesitan empleo para emanciparse

Las mujeres denuncian cada vez más los malos tratos y muchas acuden a una casa de acogida en busca de refugio. Pero la salida definitiva del círculo de la violencia requiere algo más que apoyo jurídico, psicológico y emocional. El apoyo social y, especialmente, las salidas laborales son «imprescindibles» para «que las mujeres víctimas de maltrato logren la independencia», precisa Ana Cordero, trabajadora social de la asociación Simone de Beauvoir. Este colectivo de mujeres de León gestiona desde hace 17 años una casa de acogida por la que han pasado cerca de 300 familias entre mujeres y menores. El año pasado fueron atendidas 32 personas (16 mujeres y 16 menores) y más recientemente ha puesto en marcha un centro de intervención para apoyar a mujeres que no necesitan el alojamiento. El 50% de estas mujeres eran amas de casa, un 25% trabajaba en el servicio doméstico y el 6,25% tenían trabajos temporales como camareras de hotel. Otro 6,25% intentaban abrirse camino con clases particulares, una mujer era carninera y otra preparaba oposiciones. La escasez de recursos económicos, las cargas familiares (hijos de corta edad), la falta de experiencia profesional previa y escasa formación son características comunes de las mujeres que han pasado por la casa de acogida en estos años, si bien el perfil es más variopinto en el centro de intervención donde se ofrece asesoramiento jurídico, apoyo psicológico con terapias de grupo y apoyo emocional individualizado. Según la trabajadora social, «el maltrato es latente en todos los estamentos sociales, pero lógicamente una mujer que es funcionaria y tiene sus propios recursos económicos no necesita ir a una casa de acogida», precisa. La búsqueda de la independencia de las mujeres víctimas de maltrato es todavía, después de tres lustros, uno de los objetivos perseguidos por la casa de acogida Simone de Beauvoir. En este sentido, Cordero explica que «si bien la oferta formativa es bastante extensa e incluso a veces dirigida de forma exclusiva a las mujeres, choca con obstáculos» como los horarios y la falta de recursos para los menores que generalmente tienen a su cargo. La experiencia de guardería para mujeres en formación que se puso en marcha en programas gestionados por el Ildefe de León «fue buena, pero sólo duró un año», recalca la trabajadora social. Debate Por otro lado, la asociación Simone de Beauvoir detecta «falta de estímulos de las propias mujeres para que emprendan por sí mismas unas vías de capacitación profesional que traerían asimismo su desarrollo personal», agrega Cordero. Estas cuestiones así como la dependencia que puede generar en las mujeres una cobertura social sin estímulos -renta activa de inserción, ingresos mínimos- y con muchas contradicciones serán debatidas entre mañana y el sábado en León en el foro que organiza la asociación leonesa sobre formación y empleo de mujeres víctimas de malos tratos. En el simposio, que trae como invitada a la ex diputada y abogada Cristina Almeida el sábado, se expondrán los puntos de vista de casas de acogida, sindicatos y formadores y orientadores laborales. Igualmente, tres colectivos de mujeres expondrán sus experiencias profesionales autónomas en Fabero, Palencia y Valladolid. «Sólo la crítica constructiva y la aportación de soluciones podrán dibujar un futuro que resuelva el binomio de mujer maltratada y empleo digno» A. L. M. SIMONE DE BEAUVOIR Asociación experta en maltrato