Amidown insta a mejorar la adaptación de los centros escolares A la moda y con autoestima
Las personas con síndrome de Down no son enfermos, aunque tienen un mayor riesgo de padecer ciertas patologías. La presidenta de Amidown, Aurora Salguero, recuerda que el nacimiento de un hijo con esta característica genética supone una noticia no esperada para los padres cuya primera reacción suele ser la asegurar y contrastar el diagnóstico. Los padres buscan información y alternativas, «lo que les llevará a aceptar a su hijo y al mismo tiempo a ayudarle». Los primeros años de la vida del niño son muy importantes para conseguir un desarrollo adecuado. La integración social y escolar de los niños con síndrome de Down en centros de educación ordinarios es una realidad. La Ley obliga a que los colegios sean de integración. La realidad, según Salguero, es que los centros públicos si cumplen los requisitos legales, pero no todos los privados están capacitados para las adaptaciones curriculares y responsabilizarse de la formación de niños con síndrome de Down. Las adaptaciones curriculares consisten en adaptar los conocimientos del ciclo escolar al nivel de estos niños, que no suelen superar una edad mental de 18 años. Para ello se necesita personal de apoyo especializado «que en la actualidad no es suficiente, porque no sólo necesitan apoyo los niños con síndrome de Down, también los que van en sillas de ruedas, los que tienen parálisis cerebral, que tienen una inteligencia normal pero no pueden escribir, y necesitan ordenadores, que no existen en las aulas», se queja Salguero. «Lo más importante es hacer ver al niño que esa diferencia en la trisomía 21 no les hace peores». Esta es la idea que rige todos los programas y actividades que Amidown pone en funcionamiento para atender a los niños y familias, pese a las dificultades económicas que tienen que superar, «porque las subvenciones llegan tarde», asegura Salguero. «Queremos que ellos se vean bien, que tengan una alta autoestima, que cuiden su imagen, su vestido, que se mantengan en su peso, vistan a la moda y acudan a conciertos y actos sociales. Nosotros ahora no nos avergonzamos de nuestros hijos». Salguero asegura que durante el Gobierno del PP vieron como peligraban las ayudas y las peticiones para la integración social de los niños con síndrome de Down, «pero tampoco nos vemos reflejados en el programa del PSOE, necesitamos hablar más con ellos».. No hace muchos años, los niños y adultos con síndrome de Down permanecían en su casa y sus posibilidades de aprender y conocer el mundo que les rodea se limita a las referidas por sus padres. La autonomía social de cualquier persona se inicia en la infancia, por esa razón se les ha de educar en los hábitos alimentarios y de higiene, algo que se ha de reforzar en la adolescencia. En este periodo del desarrollo personal uno de los problemas que se presenta a la familia es como canalizar la sexualidad de la persona con síndrome de Down. En esta vivencia, también se han ampliado los límites de la tolerancia y la aceptación.