Los centros se llenan de pacientes, pero no significa que haya más enfermedades mentales
La intolerancia al sufrimiento hace que se acuda más a la consulta del psiquiatra
Algunos especialistas creen que hay que trabajar con el paciente y no dejarlo todo a la medicación
La búsqueda de ayuda psiquiátrica ha crecido en la sociedad española a la vez que la intolerancia al sufrimiento y a los problemas, una paradoja en el mundo actual en el que existen más recursos, pero en el que no se puede acabar con la enfermedad, el sufrimiento, la vejez y la muerte. Esta es una de las opiniones expresadas por Enrique González Duro, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y escritor, en cuyo último libro, El riesgo de vivir , critica la consideración como adictos de las personas que sufren por el sexo, las comidas, las compras o Internet. González Duro dijo en una entrevista con Efe que falta tolerancia y que la sociedad española ha pasado de un sentimiento de la vida basado en la renuncia y la resignación católica a negar la contrariedad y las dificultades de la vida. Uno de los ejemplos es la necesidad de pasar por situaciones habituales en la vida, como la que se produce en todos cuando perdemos un ser querido, para lo que existe un mecanismo psicológico necesario en el que es bueno sentir dolor para más tarde superar ese sufrimiento, de manera que el proceso sirve para madurar y asimilar la falta de la persona querida. En situaciones como el atentado de Madrid del 11-M, el psiquiatra considera un error la superestructura psicológica que se forma y el hecho de que se movilicen los psicólogos en busca de las víctimas, ya que cree que son los afectados quienes deben tener la iniciativa de decidir si quieren o no esta ayuda. Se necesita más ayuda Hasta hace poco años nadie acudía a buscar ayuda psiquiátrica para superar la muerte de una persona, ni ante un acontecimiento adverso en la vida, mientras que ahora se hace una mayor utilización de los servicios psiquiátricos, sin que esto quiera decir que haya más enfermedades mentales. Una de las razones de que haya aumentado la demanda de atención de los problemas psíquicos es la presión de la Industria Farmacéutica, que para González Duro es ofensiva en algunos casos e incluso parece que lo que se pretende no es curar, sino ofrecer pastillas que causan un alivio e incitan a continuar con el consumo. El medicamento ideal para esta industria voraz sería aquel que no cura, porque si lo hace se termina el negocio, y es mejor que dé bienestar e incluso mejor aún que ayude a prevenir. Esta oferta es también ideal para algunos médicos, a los que resulta más cómodo ofrecer estas medicinas que quitan sufrimiento, pero que no resuelven el problema. Psiquiatras como González Duro son partidarios de un trabajo más a fondo con los pacientes y no creen que haya que confiar todo a la medicación. No obstante, el mundo de la enfermedad mental ha mejorado desde que la reforma psiquiátrica acabó con los grandes manicomios, en los que la filosofía iba más en la dirección de recluir a los enfermos para los que se pensaba que no había cura, con el objetivo principal de proteger a la sociedad de los locos. En este punto se ha avanzado mucho y hoy en el imaginario colectivo el enfermo mental ha dejado de ser peligroso. La catalogación de alguien como enfermo es una de las cosas en las que está en contra este psiquiatra, que denuncia en su libro la utilización que hacen algunas asociaciones de enfermos, que siguen el modelo de las asociaciones de alcohólicos anónimos, con sus mismas formas de tratamiento y que dejan a la persona de por vida como un ex adicto. «El mejor medicamento para la industria farmacéutica es el que no cura, porque así siguen con el negocio» ENRIQUE GONZÁLEZ DURO Psiquiatra