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El 75% de los que viajan a países tropicales padecen trastornos de salud

El mejor aliado de las vacaciones

Tener a mano un botiquín básico puede ahorrarnos las pequeñas dolencias del verano

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efe | madrid

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Se acerca el verano y con él las vacaciones, el sol, la playa, la montaña y también las insolaciones, las quemaduras en la piel, las picaduras de insectos, las problemas gastrointestinales. En la mayoría de los casos se trata de pequeñas dolencias que apenas duran unos días, pero que pueden amargarnos la diversión si no estamos preparados para hacerles frente y, para ello, nada mejor que un botiquín básico que podremos completar con la ayuda del farmacéutico más cercano. Aunque es habitual que en los hogares y en los centros de trabajo haya un botiquín equipado con los productos sanitarios esenciales para afrontar cualquier emergencia -gasas, algodón, tiritas, vendas, alcohol y analgésicos suelen ser los componentes más habituales-, pocas personas, cuando preparan sus vacaciones estivales, reparan en la necesidad de llevar consigo algunos productos y medicamentos que, en muchos casos, podría solucionarles más de un apuro. Así, las personas que viajan a la costa y que esperan encontrar en el sol y la playa la diversión perfecta, no son conscientes en muchos casos de los problemas de salud -la mayoría de las veces leves, pero molestos- que pueden surgir en cualquier momento. Son habituales, por ejemplo, los trastornos intestinales (diarreas, estreñimiento), ocasionados en buena medida por el descuido de los hábitos de alimentación saludables. También son frecuentes las quemaduras provocadas por una exposición excesiva al sol, los estados febriles -causados por insolaciones-, los dolores musculares y de cabeza y las afecciones leves de la piel (picaduras y erupciones, principalmente). Confiar en un profesional Para elaborar un buen botiquín de verano, podemos recurrir a las especialidades farmacéuticas publicitarias (EFP), que son medicamentos destinados al alivio de síntomas y dolencias leves, como las que pueden surgir durante nuestras vacaciones. Las EFP tienen las mismas garantías de calidad, seguridad y eficacia que el resto de medicamentos, con la única salvedad de que no es necesaria la receta médica para su uso. Por eso son los únicos medicamentos autorizados para un autocuidado de la salud responsable. Aunque se pueden obtener en cualquier farmacia sin prescripción médica, siempre es aconsejable consultar al farmacéutico antes de comprar alguno de estos medicamentos, máxime cuando se trata de prever los problemas que pueden surgir durante las vacaciones. En estos casos, la experiencia y los conocimientos del farmacéutico van a ser de mucha utilidad, puesto que, como recuerda Rafael García Gutiérrez, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), «es un profesional sanitario perfectamente cualificado para resolver nuestras dudas en cuestiones de pequeñas dolencias susceptibles de aliviarse rápida y eficazmente con medicamentos EFP». Y si un botiquín puede ser muy útil para no arruinarnos las vacaciones cuando las pasamos en destinos cercanos, más puede serlo cuando nos desplazamos al extranjero. Más del 75% de las personas que realizan viajes de corta duración a zonas tropicales o subtropicales padecen algún trastorno de salud, según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo. Aquí, a los problemas ya comentados deben añadirse las condiciones de higiene del país de destino -que no siempre son las más óptimas-, la accesibilidad a los servicios médicos, el alcance de la red farmacéutica y la posibilidad de que el medicamento EFP que estamos acostumbrados a tomar para tratar los dolores o la fiebre, por ejemplo, no esté disponible o se comercialice con otro nombre. A todo ello hay que añadir una barrera nada desdeñable: el idioma del país al que nos dirigimos. Es aconsejable en estos casos llevar consigo aquellos medicamentos que puedan sernos de utilidad.

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